Autoridades han descubierto decenas de residencias de ancianos sin licencia en el norte de México, lo que hace temer el surgimiento de brotes de coronavirus no detectados en un sector escasamente regulado.
Después de que el hallazgo de coronavirus en tres asilos privados en el estado Nuevo León llevaron a la Secretaría de Salud a investigar a la industria, 40 hogares de ancianos no registrados fueron cerrados en la capital Monterrey y sus alrededores.
Hasta el 25 de mayo había 88 casos confirmados del virus surgido en China en los tres hogares de ancianos en Nuevo León, dijeron el lunes autoridades de salud. Una persona dio positivo en una cuarta casa de retiro.
Las autoridades no han dicho si han encontrado pruebas de brotes en las instalaciones no registradas, pero dijeron que las familias deberían llevar a casa a sus parientes ancianos.
«Había unas condiciones de higiene deplorables, donde dormían prácticamente estaban hacinados, estaban pegadas todas las camas, los baños sucios sin papel sanitario», dijo a reporteros la semana pasada el secretario de Salud del estado, Manuel de la O Cavazos, en referencia a las residencias no registradas, sin identificarlas por nombre.
Hasta ahora, América Latina se ha librado en gran medida de los brotes y muertes masivas relacionados con el coronavirus que han sufrido centros de cuidado de ancianos en otras partes del mundo.
Las autoridades dicen que al menos 19 personas han muerto tras contagiarse de coronavirus en hogares de ancianos registrados en todo México -una fracción de las miles de muertes que han tenido esos centros en Europa y Estados Unidos-.
Esto puede reflejar una cultura de cuidado de los ancianos en familias multigeneracionales. En América Latina, alrededor del 0.5% de ellos viven en centros de cuidado colectivo, según el Banco Interamericano de Desarrollo, lo que se compara con el más del 3.0% en Estados Unidos, según la Oficina del Censo de ese país.
Sin embargo, pequeños brotes han comenzado a aparecer en los hogares de ancianos de toda la región, provocando la muerte a unas 70 personas y dando lugar a investigaciones en Argentina y Brasil para determinar si las instalaciones afectadas contaban con las protecciones adecuadas para sus residentes.
«Estos centros de atención a largo plazo no están muy regulados y no siempre tienen la capacidad de implementar protocolos», dijo Antonio Trujillo, profesor asociado de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, quien ha escrito extensamente sobre la atención a los ancianos en América Latina.
De la O Cavazos aseguró que algunos de los asilos del estado no cumplían con los requisitos de salud y sanidad y que infecciones adicionales en esos lugares podrían llevar a los hospitales de Monterrey al límite de su capacidad.
«Cuando tuvimos el primer brote llenamos un hospital», dijo. «No vamos a tener más capacidad», advirtió.
Información de Reuters