En una noche cargada de tensión y maniobras políticas, Morena, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, consiguió aprobar una de las reformas constitucionales más controvertidas de la historia reciente de México. A menos de un mes de entregar el poder a Claudia Sheinbaum, López Obrador logró el cambio más profundo al sistema judicial desde 1994: la elección de jueces por voto popular, un modelo inédito en países del tamaño de México. La enmienda fue aprobada con 86 votos, el mínimo requerido, gracias al respaldo sorpresivo del panista Miguel Ángel Yunes Márquez, cuya decisión ha generado acusaciones de traición y coacción dentro de su propio partido.
Voto de Yunes y ausencia de Barreda: claves del triunfo de Morena
El bloque oficialista de Morena, PVEM y PT, enfrentó un debate polarizado y una sesión que incluyó un cambio de sede debido a protestas masivas y violentas. El voto de Yunes Márquez, junto con la ausencia del senador opositor Daniel Barreda de Movimiento Ciudadano (MC), aseguraron la mayoría calificada para la reforma. Barreda, alegando motivos personales relacionados con el arresto de su padre, no asistió a la votación, lo que facilitó el camino para la aprobación de la reforma. La oposición, encabezada por el PAN, PRI y MC, denunció presiones y una campaña de intimidación del oficialismo para conseguir los votos necesarios.
Protestas ciudadanas y caos en el Senado
El proceso no estuvo exento de tumultos. Desde tempranas horas, cientos de manifestantes, incluidos trabajadores del Poder Judicial, irrumpieron en el Senado exigiendo que la reforma no se aprobara. La presión de la ciudadanía en las calles fue intensa, con consignas como «¡El Poder Judicial no va a caer!» resonando dentro y fuera del recinto legislativo. La situación llevó a un cambio de sede para los senadores, quienes terminaron la sesión en la Antigua Casona de Xicoténcatl. Durante las protestas, los manifestantes lograron ingresar al pleno, denunciando la falta de respuesta de sus representantes.
Repercusiones económicas y diplomáticas
La aprobación de la reforma judicial ha tenido repercusiones más allá del ámbito legislativo. El peso mexicano ha sufrido una depreciación en los últimos días, reflejo de la incertidumbre que ha generado la enmienda entre los inversionistas que temen por la independencia del Poder Judicial. Además, el gobierno de Estados Unidos ha expresado su preocupación por los posibles efectos en la estabilidad democrática del país, lo que ha derivado en tensiones diplomáticas.
Con esta reforma, López Obrador consigue una de sus más ambiciosas metas políticas en el último tramo de su mandato. Sin embargo, la enmienda aún debe ser ratificada por al menos 17 congresos estatales, un trámite que, dadas las mayorías de Morena en el país, parece solo una formalidad. Claudia Sheinbaum, su sucesora, tendrá la tarea de implementar esta nueva estructura judicial, enfrentando un país dividido y un escenario internacional vigilante.
La reforma judicial marca un antes y un después en la historia de México. Las consecuencias políticas, económicas y sociales aún están por verse, pero lo que es seguro es que este capítulo marcará la agenda nacional en los próximos años. La oposición, por su parte, promete no dar marcha atrás en su lucha para revertir lo que consideran un golpe a la independencia del Poder Judicial y la democracia mexicana.
Se aprobó la reforma judicial con 86 votos a favor y 41 en contra.
Pronto será publicada.
Pronto los jueces, magistrados y ministros serán elegidos por elección popular.
Así lo quiso el pueblo. Así lo mandató.
Hoy es un buen día para México.
La oposición está hecha añicos. pic.twitter.com/CO0YZjXs6G
— Jorge Gómez Naredo (@jgnaredo) September 11, 2024