En la majestuosa Lancaster House de Londres, los principales líderes europeos se reunieron este domingo para definir su estrategia hacia Ucrania. Bajo los lujosos salones dorados, la conversación giró en torno a una incógnita clave: ¿tendrá impacto este esfuerzo diplomático o Estados Unidos ha decidido seguir su propio camino?
El primer ministro británico, Keir Starmer, dejó claro que Europa aún juega un papel determinante. Afirmó que el Reino Unido, Francia y otros aliados continuarán con el suministro de ayuda militar a Ucrania y fortalecerán sus capacidades defensivas para garantizar su soberanía.
Una “coalición de los dispuestos”
Entre los anuncios más relevantes de la cumbre destacó la conformación de una “coalición de los dispuestos”, una iniciativa liderada por Europa para defender a Ucrania y garantizar la estabilidad en la región. Aunque aún no se han definido los países que participarán, Starmer adelantó que incluirá socios europeos y otras naciones comprometidas con la seguridad ucraniana.
El compromiso europeo también quedó reflejado en la propuesta de convertir a Ucrania en un “puercoespín de acero”, según la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. El objetivo es reforzar las garantías de seguridad y blindar al país ante futuras agresiones.
Estados Unidos: una incógnita en la ecuación
Mientras Europa redobla esfuerzos, la postura de Estados Unidos sigue siendo incierta. Donald Trump ha mostrado reticencia a ofrecer un respaldo militar más amplio, sugiriendo en cambio que la presencia de empresas estadounidenses en Ucrania sería suficiente para mantener la paz.
En paralelo, su administración ha tenido desencuentros con sus aliados europeos y ha lanzado mensajes contradictorios sobre su estrategia en la región. Mientras el secretario de Estado, Marco Rubio, ha expresado disposición para dialogar con Ucrania, el asesor de seguridad nacional, Mike Waltz, insinuó que un posible alto al fuego podría implicar la dimisión de Volodymyr Zelensky.
El destino de Ucrania en juego
El encuentro de Londres representó un intento europeo de fortalecer la diplomacia y reafirmar su apoyo a Ucrania en un contexto de creciente incertidumbre transatlántica. Sin embargo, el desenlace de esta crisis dependerá, en gran medida, de la postura final de Estados Unidos y de la voluntad de Trump para alinearse con sus aliados.
Por ahora, Europa ha dado un paso al frente, pero la gran pregunta sigue en el aire: ¿seguirá Estados Unidos su propio camino o reafirmará su papel dentro de la alianza occidental?