El escándalo del huachicol en Tabasco suma un nuevo testimonio explosivo. De acuerdo con una investigación de Reforma, el empresario Ramón Martínez Armengol, dueño de una gasolinera en Villahermosa, confesó haber vendido combustible ilegal bajo amenazas de muerte de la organización criminal conocida como “La Barredora”.
Martínez relató que incluso el Notario Público 28 de Centro Tabasco, Guillermo Narváez (hijo), le advirtió que debía firmar documentos vinculados a la operación, bajo la amenaza de que si se negaba “lo iban a matar”.
El vínculo con el poder político
La historia adquiere dimensiones más delicadas cuando el propio Guillermo Narváez Osorio, actual rector de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco y notario, confirmó que su hijo sí ejercía como notario en esa época. Aunque negó conocer si hubo presiones directas contra Martínez Armengol, aceptó conexiones con figuras clave de la política tabasqueña:
- Reconoció que Adán Augusto López, exsecretario de Gobernación, fue su alumno en sus primeros años como profesor.
- Admitió conocer a Hernán Bermúdez, actual secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de Tabasco, quien trabajó en el gobierno de Manuel Gurría.
Estos vínculos refuerzan las sospechas de que el huachicol en Tabasco no solo era tolerado, sino que contaba con una red de protección institucional.
Un testimonio que desnuda la impunidad
El relato del empresario revela lo más oscuro del negocio del huachicol: una actividad que se sostiene mediante violencia, amenazas de muerte y la complicidad de actores políticos y notariales. Si un empresario debía elegir entre vender combustible robado o morir, la pregunta es clara: ¿qué tanto sabía y hasta dónde llegaba la red de protección en Tabasco?