Llegó la temporada decembrina y con ella el pago de aguinaldos, una prestación legal que recompensa a los trabajadores mexicanos tras un año de labores, por lo que no es de sorprenderse que junto a la época de reflexión, también venga un tiempo de gran derrama económica y después, una dolorosa cuesta de enero.
La fecha límite para la entrega de aguinaldos es el 20 de diciembre y no es temprano para comenzar a pensar en las dificultades económicas a las que probablemente muchos bolsillos se enfrenten al inicio de 2018, pues de acuerdo con la Encuesta Scotiabank sobre Aguinaldo, 26 por ciento de los mexicanos gasta este dinero en la cena de fin de año; 21 por ciento lo utiliza para comprar ropa y calzado; 18 por ciento lo usa en vacaciones, salud o infraestructura y sólo 18 y 17 por ciento, lo dedican al ahorro y al pago de deudas, respectivamente.
Más de 29 millones de trabajadores recibirán en los próximos días esta prestación y la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), ya calcula una derrama económica de 76 mil 800 millones de pesos gracias a las compras hechas durante el Guadalupe-Reyes 2017.
Sin embargo, contrario a estas cifras, no debe pasarse por alto que 13.72 millones de trabajadores en México podrían no recibir esta suma debido a que laboran en empresas que operan en la informalidad, condición que ha ido en aumento en los últimos años a causa del inestable desarrollo financiero y la baja generación de empleos bien remunerados.
Ante esto, no nos queda más que apretar el cinturón y evitar que estas fechas no se conviertan en una temporada de despilfarro, que nos alejan de una economía estable y empinan más la cuesta de enero. Es mi opinión…