¿Le parece que lanzar globos al cielo es un espectáculo visual? La respuesta, puede ser afirmativa, sin embargo, más allá de eso, este acto es en realidad, un atentado contra la naturaleza. Los globos, lejos de quedarse muy bonitos volando entre las nubes, aterrizan en los mares, quedan enredados en los árboles y/o son consumidos por todo tipo de animales.
En diálogo con RCN Radio, el investigador en geomática y cambio climático de la Universidad Nacional, Julián García, explica que lanzar globos de helio a la atmósfera tiene efectos altamente negativos para las diversas formas de vida en el planeta.
Expresa en primer lugar, que durante la fase de biodegradación del látex (material del que están fabricados la mayoría de globos de helio) en el ambiente, los sistemas bióticos (organismos vivos) y el equilibrio ecosistémico de diversas especies se ven ampliamente afectados.
Según las especificaciones de los fabricantes y teniendo en cuenta que los globos de látex son biodegradables, este material tarda en desaparecer en un periodo considerado entre seis y ocho meses. Aunque no parezca mucho tiempo, sus efectos sobre el medio ambiente son de altamente perjudiciales.
García agrega que, «otro factor a considerar es que un globo de helio puede ascender hasta las capas superiores de la tropósfera e inclusive hasta las capas inferiores de la estratósfera, este proceso bajo determinadas condiciones meteorológicas que allí se producen puede hacer desplazar un globo a distancias considerables, por lo cual este material puede terminar en lugares muy lejanos como reservas o parques naturales, fuentes de agua o incluso hasta los océanos».
Sin embargo, el efecto nocivo real de los globos que se lanzan a la atmósfera es que modifican los ciclos normales de vida como la alimentación, el desplazamiento, entre otras actividades; de un gran número de especies de aves, además de la fauna y flora (biota) tanto terrestre como marina. «Materiales como el látex en muchas oportunidades
vienen acompañados de sujetadores, cintas o válvulas de plástico que tienen repercusiones aún peores para los ecosistemas ya que estos no son biodegradables y pueden tardar más de un siglo en desaparecer».
Por motivos como estos, diferentes investigadores y ambientalistas alrededor del mundo se han dado a la tarea de educar a la población sobre el peligro de lanzar así sea solo un globo al cielo.