Claudia Sheinbaum defendió que Morena y sus aliados sean los únicos en integrar la comisión encargada de discutir la Reforma Electoral. Según la mandataria, la oposición podrá participar únicamente asistiendo a los foros o enviando sus propuestas por escrito, pero sin tener voz ni voto en la comisión legislativa que decidirá el futuro del sistema electoral mexicano.
Morena se queda con todo el control
La decisión no es menor. Con Morena a la cabeza y sin representación formal de la oposición, la comisión de la Reforma Electoral operará como un espacio cerrado al disenso y al debate real. Se trata de un tema crucial para la vida democrática del país, pues en esa mesa se discutirán cambios que afectan directamente la autonomía del INE, la organización de elecciones y las reglas del juego político.
El papel marginal de la oposición
Aunque Sheinbaum afirma que la oposición no está excluida porque puede enviar propuestas, lo cierto es que se le niega cualquier capacidad de incidir directamente en el dictamen. En la práctica, queda relegada a un papel testimonial, con la única opción de presentar observaciones que Morena podrá ignorar sin mayor consecuencia.
Riesgo para la democracia
La exclusión de la oposición en la comisión de la Reforma Electoral es vista como un paso más hacia el control absoluto de Morena sobre las instituciones electorales. En lugar de fortalecer la pluralidad y la transparencia, se privilegia el dominio de una sola fuerza política que, en nombre de la mayoría, concentra poder y debilita el contrapeso democrático.