El fiscal ecuatoriano César Suárez, quien estaba a cargo de la investigación del ataque al canal TC, fue asesinado a tiros en la ciudad de Guayaquil. Suárez estaba investigando qué grupo criminal estuvo detrás de la toma en plena transmisión de un programa del canal TC, un incidente que dejó 16 muertos.
El asesinato ocurrió mientras Suárez circulaba en su vehículo por un barrio del puerto del suroeste del país sudamericano. Imágenes difundidas por medios locales mostraron la camioneta del fiscal con varios impactos de bala en la ventana del conductor.
La fiscal general Diana Salazar reaccionó al asesinato con firmeza, declarando que «los grupos de delincuencia organizada, los criminales, los terroristas no detendrán nuestro compromiso con la sociedad ecuatoriana«.
El ataque al canal TC fue uno de los primeros actos criminales que sufrió Ecuador tras la fuga de Adolfo Macías, conocido como Fito, jefe de la principal banda del país. Aún no está claro quién estuvo detrás de ese asalto, en el que encapuchados amenazaron a los periodistas y otros trabajadores con pistolas, fusiles y granadas.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos condenó la violencia e instó al Estado ecuatoriano a «investigar, juzgar y sancionar todos los hechos con diligencia«.
Ecuador, que durante muchos años estuvo a salvo del narcotráfico, se ha transformado en un nuevo bastión del tráfico de droga hacia Estados Unidos y Europa. En los últimos cinco años, la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes pasó de 6 a 46 en 2023.
Los fiscales han estado en la mira de las 22 organizaciones criminales que operan en el país. En junio del año pasado, el fiscal Leonardo Palacios fue asesinado en la localidad de Durán, vecina de Guayaquil, epicentro de la violencia.