La organización Federal Investigation International (FII) difundió un comunicado que confirma la existencia de un documento devastador: 512 páginas con nombres, fechas y crímenes. No se trata de un reportaje periodístico ni de una denuncia opositora. Es la investigación de la propia Fiscalía General de la República (FGR).
En esas páginas aparece un relato que revela no solo corrupción dentro de la Secretaría de Marina, sino un asesinato con estilo mafioso perpetrado desde el propio aparato del Estado.
El contralmirante que denunció y fue silenciado
El contralmirante Rubén Guerrero Alcántar denunció ante instancias oficiales una red de robo de combustibles (huachicol) operada por los sobrinos del entonces secretario de Marina, José Rafael Ojeda Durán.
Según el expediente, Guerrero Alcántar se reunió personalmente con el secretario para informar sobre los hallazgos. Apenas un mes después, fue asesinado.
La conclusión de la FGR es demoledora: solo la Marina conocía sus movimientos y paradero, lo que elimina cualquier duda de que el crimen fue un ajuste interno por haber hablado.
Una red que sube hasta la cúpula
El documento describe la operación de una red de contrabando y robo de hidrocarburos con protección militar. La participación de familiares directos del secretario Ojeda Durán coloca a la institución en el centro de un escándalo sin precedentes.
El asesinato de Guerrero Alcántar no aparece como un hecho aislado, sino como parte de un patrón de silenciamiento hacia quienes denuncian la colusión entre altos mandos navales y el negocio multimillonario del huachicol.
La gravedad del hallazgo
Lo que destapa este reporte es doblemente alarmante:
- Que la Marina, considerada el brazo más confiable en la lucha contra el crimen organizado, está directamente vinculada al negocio del huachicol.
- Que un contralmirante fue asesinado con conocimiento interno de la institución, lo que evidencia un sistema de complicidades y represalias propio de una mafia, no de una fuerza de seguridad del Estado.
La publicación de este informe golpea el corazón de la narrativa oficial de la 4T: la Marina como institución incorruptible. El asesinato de Rubén Guerrero Alcántar es la prueba más clara de que el crimen no solo se infiltra en las instituciones, sino que se organiza desde dentro.
Si la FGR concluye que este crimen se cometió desde la propia Marina, México está frente a un caso de Estado: un oficial de alto rango asesinado por denunciar a quienes deberían garantizar la ley. Y lo más grave: hasta ahora, silencio en las altas esferas.