Nuevo León encendió una señal distinta en medio de un país golpeado por la desigualdad. Mientras gran parte del territorio enfrenta retrocesos en materia social, el estado presentó avances medibles y verificables en la lucha contra la pobreza alimentaria. Durante el Segundo Foro Nacional Hambre Cero, la Secretaría de Igualdad e Inclusión expuso resultados, diagnósticos y modelos que ya están transformando la vida de miles de familias.
Martha Herrera, titular de la dependencia, destacó que el objetivo es claro: erradicar la pobreza alimentaria en la entidad. Subrayó que por primera vez en México se realiza un estudio que mide el impacto real de una política pública dirigida a reducir la pobreza, lo que permite ampliar acciones, fortalecer alianzas y actuar con precisión en las zonas donde la desigualdad se mantiene con mayor fuerza.
El estudio fue desarrollado por el Centro de Investigaciones Económicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Sus hallazgos muestran una tendencia alentadora: la recuperación y distribución de más de veinte mil toneladas de alimento, el procesamiento de cientos de miles de piezas comestibles y la atención directa a más de trescientas cincuenta mil personas. Todo ello en un contexto de inflación, encarecimiento de la canasta básica y crisis climática.

La estrategia Hambre Cero Nuevo León se sostiene en tres pilares centrales: evitar el desperdicio de alimentos, brindar ayuda alimentaria y promover la autosuficiencia de las comunidades. Estos ejes se fortalecen con la participación del sector privado, universidades, organizaciones civiles y ciudadanos que han convertido el modelo en un esfuerzo colectivo.
Durante el foro participaron especialistas de organismos nacionales e internacionales, así como representantes del sector hotelero, restaurantero y de centros de convenciones. También se presentaron diagnósticos sobre pérdidas alimentarias y prácticas para reducir el desperdicio, un problema que en México supera cifras alarmantes cada año.
Uno de los avances más relevantes mencionados por Herrera fue la reducción histórica de la pobreza extrema en un setenta y siete por ciento durante la actual administración. Aunque ciento cincuenta y tres mil personas aún carecen de ingresos suficientes para una alimentación digna, el estado estableció una nueva meta: alcanzar la bandera blanca en Hambre Cero.
El programa también extendió su apoyo a entidades afectadas por emergencias recientes en el centro del país, enviando más de cien toneladas de productos de primera necesidad en coordinación con el Banco de Alimentos y empresas aliadas. El distintivo Hambre Cero Nuevo León, edición Turismo, fue otorgado a negocios que se sumaron activamente a esta causa.
El foro dejó claro que combatir el hambre no es un gesto de caridad, sino una política pública con rigor técnico, visión comunitaria y resultados demostrables. Y mientras en muchas regiones del país el abandono y la indiferencia siguen marcando la pauta, Nuevo León demuestra que es posible construir un modelo eficiente, medible y capaz de mover la aguja social.


