El descarrilamiento del Tren Maya evidencia su mala gestión: un proyecto que nunca debió construirse
Esta tarde, un vagón del Tren Maya se descarriló en la estación de Izamal, Yucatán, sin que se reportaran lesionados. El accidente, ocurrido mientras el tren ingresaba lentamente al andén, fue confirmado por El Financiero: “sufrió un percance de vía” en horas de la tarde. Según otros reportes, la operación fue suspendida y ya se investiga el incidente.
Este no es un hecho aislado. En este mismo tramo ya se habían registrado descarrilamientos en Tixkokob (marzo 2024), Limones (enero 2025) y ahora Izamal, lo que expone fallos graves en mantenimiento e infraestructura.
Un proyecto mal concebido y peor operado
Desde su concepción, el Tren Maya se presentó como un símbolo de desarrollo, pero ha resultado ser una obra mal gestionada, con graves deficiencias en su construcción, supervisión y mantenimiento. El descarrilamiento de hoy revela que ese tren nunca debió existir bajo estas condiciones. El contraste entre su alto costo, más de 511,000 millones de pesos estimados al cierre de 2024, y la calidad de su operación es una afrenta a la sociedad mexicana.
La tragedia laboral y el desdén por la seguridad
No menos alarmante es el registro de al menos 48 muertes y 31 lesiones graves durante la construcción del Tren Maya, según datos actualizados hasta febrero de 2024. Estos números no reflejan una obra de bienestar, sino olvido y negligencia.
El legado de un megaproyecto fallido
El descarrilamiento de hoy es solo la punta del iceberg. El Tren Maya simboliza una obra marcada por:
- Diseño improvisado y desproporción de costos.
- Supervisión deficiente, fallos técnicos repetidos.
- Fatalidades laborales que se podrían haber evitado.
Este proyecto nunca debió construirse con este nivel de improvisación. El gobierno debe rendir cuentas: el Tren Maya fue una decisión política, pagada con sangre y dinero público, sin resultados concretos que justificarán la inversión.