martes, septiembre 30, 2025

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Corea del Sur enfrenta su tasa de suicidios más alta en 13 años; es la principal causa de muerte en menores de 50

Una tragedia nacional que no se detiene

Corea del Sur enfrenta un dato estremecedor: la tasa de suicidios alcanzó los 28.3 casos por cada 100 mil habitantes, la cifra más alta registrada en los últimos trece años. Este indicador confirma un problema de salud pública que, lejos de resolverse, se ha convertido en una sombra permanente en una de las economías más desarrolladas de Asia.


Jóvenes en la mira: la generación más golpeada

Lo más alarmante es que el suicidio se ha convertido en la principal causa de muerte entre menores de 50 años, superando incluso a enfermedades como el cáncer o a accidentes de tráfico. Entre los 10 y 39 años, la realidad es brutal: más jóvenes mueren por su propia mano que por cualquier otra causa.

En el grupo de 9 a 24 años, la tasa es de 10.8 fallecimientos por cada 100 mil, un número que supera ampliamente a los decesos por accidentes o enfermedades crónicas. Desde 2011, el suicidio encabeza la lista de causas de muerte en los menores de 50 en ese país, una tendencia que revela la magnitud de la crisis.


Factores que explican el aumento

El fenómeno tiene raíces profundas y complejas. Por un lado, el sistema educativo surcoreano, reconocido por su alto rendimiento, se ha convertido en un factor de presión insoportable para millones de adolescentes. La competitividad extrema, los horarios extendidos y la obsesión por el éxito académico alimentan la desesperación.

A ello se suma un estigma cultural que minimiza la salud mental. Buscar ayuda psicológica sigue siendo visto como signo de debilidad, lo que impide a muchos jóvenes hablar de sus problemas antes de que sea demasiado tarde.

En el terreno económico, la inseguridad laboral y la precariedad afectan a adultos jóvenes que no logran integrarse en un mercado altamente competitivo. La falta de perspectivas se traduce en desesperanza y en un incremento de los intentos de suicidio.

Finalmente, las fallas en las políticas de prevención agravan el problema. Los centros de atención en salud mental son insuficientes, los recursos son limitados y la coordinación entre instituciones se ha quedado corta frente al tamaño de la crisis.


El contraste de un país desarrollado

La paradoja resulta impactante: mientras Corea del Sur es admirada mundialmente por su innovación tecnológica, su cine, su música y su poder económico, al mismo tiempo se hunde en una epidemia silenciosa que cobra alrededor de 13 mil vidas al año.

En el contexto de los países miembros de la OCDE, Corea del Sur encabeza las tasas de suicidio, un lugar que revela no solo un problema individual, sino una falla estructural en la forma en que el país maneja la presión social, la salud mental y el bienestar de sus ciudadanos.


Un llamado urgente

El repunte en la tasa de suicidios desde 2018 y la magnitud de los números actuales deberían sacudir no solo a Corea del Sur, sino también al resto del mundo. El suicidio ya no es un tema de casos aislados, sino una crisis nacional que pone en jaque el futuro de generaciones enteras.

Mientras no se derriben los estigmas, se fortalezcan las redes de prevención y se abra un espacio real para hablar de salud mental, Corea seguirá cargando con la peor de las contradicciones: ser un país moderno y exitoso hacia afuera, pero profundamente herido hacia adentro.

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