La era digital ha impactado con tacto paquidérmico a aquellos old school que gustaban de hacer de su consumo de música, toda una experiencia física.
Atrás han quedado los días en los que uno tenía que dirigirse a la tienda de discos para pasar un buen rato buscando el material deseado, o incluso escuchando nuevas propuestas hasta que alguna satisfacía sus gustos. Pero eso ya no es noticia nueva.
Incluso está más de moda, hoy en día, la nostalgia por los acetatos, que han visto un incremento drástico en sus ventas, al rededor del mundo (principalmente en las colonias Roma y Condesa, si me preguntan).
Queda claro que la experiencia más reciente de compra de música, no iba más allá de navegar la biblioteca de iTunes, y con un par de clics, descargarte el disco (o canción por canción, en la mayoría de los casos) que deseabas.
Y aunque este proceso de digitalización significó una reticencia tremenda entre gran parte del público que no concebía un álbum sin su respectivo arte interior y hasta el olor a plástico que lo caracterizaba en la era a.SJ. (antes de Steve Jobs), esto seguía significando un pequeño sentimiento de pertenencia.
Bien o mal, uno podía seguir haciéndose de su propia biblioteca musical… aunque no se tratara más que de un conjunto de unos y ceros, colgados en la nube en el mejor de los casos, o que dependían completamente de la integridad de una computadora.
Al final de cuentas, uno sabía que esa colección musical podía acompañarlo a donde quisiera, en un iPod, por ejemplo.
Sin embargo, esa era está por ser parte del pasado, también.
El futuro inmediato nos dice que la tienda de iTunes desaparecerá en no más de dos años, dejando paso libre a los servicios de stream: Apple Music, Spotify, etc.
¿Qué será ahora de ese sentimiento de pertenencia, si «nuestra» colección musical estará al alcance del más pequeño glitch, o en el caso de Apple Music, a un día de atraso en el pago, de desparecer?
La nueva era en consumo de música se basará en la reproducción y no en la colección. La era digital, ahora será la de la nube. Y así, poco a poco, nos iremos conectando más a la web, para desenchufarnos del mundo terrenal.
Así que si eres de los que aún se resisten a sucumbir a los «encantos» del stream, temo darte la mala noticia de que cuando menos te des cuenta, será la única opción que quede. ¿Qué le espera al mundo de la música?.. ni ella misma lo sabe.