¿Tienes ardor y comezón en los ojos? Puedes tener conjuntivitis, pero… ¿cuál?

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Son la segunda causa más frecuente de consulta oftalmológica después de problemas de visión como miopía, astigmatismo e hipermetropía. Son la causa de la inflamación de la conjuntiva que puede ser por procesos infecciosos o alérgicos La conjuntiva es una capa fibro-vascular de tejido conectivo que recubre el globo ocular y la cara interna de los párpados y los fondos de saco. Las conjuntivitis pueden ser bacterianas, virales o alérgicas. Los síntomas son comunes a las tres: Ojo rojo moderado a intenso, irritación, lagrimeo, edema o hinchazón de párpados, secreción hialina, mucosa, purulenta o muco-purulenta.

Las conjuntivitis bacterianas se contagian por contacto directo. El que tiene una conjuntivitis se toca o talla los ojos con la mano, sin lavarse le da la mano a otra persona y, ésta, se toca los ojos con la mano contaminada, inoculando las bacterias en sus ojos sanos, hasta ahora. Lo mismo pasa con un saludo de beso. Entonces te has infectado, y los agentes bacterianos que te pueden afectar pueden ser relativamente benignos o muy, pero muy agresivos. Hay tres tipos de conjuntivitis bacterianas: La conjuntivitis hiper-aguda se relaciona con infección por Neisseria gonorrhoeae causante de la gonorrea, enfermedad de transmisión sexual. Si la madre embarazada tiene gonorrea, hay un riesgo muy algo de contaminación de su bebé al momento del nacimiento. O durante relaciones sexuales, tocarse los ojos con secreciones genitales contaminadas. A las pocas horas se presenta abundante, pero muy abundante descarga purulenta, inflamación intensa de los párpados y dolor. Necesita tratamiento con antibióticos sistémicos y tópicos. Las conjuntivitis bacterianas agudas son las más frecuentes, y son causadas, principalmente por Estafilococo áureus y Estreptococo epidermidis y otras bacterias como Haemophilus influenzae , Moraxela lacunata y Coxsackie, que es una bacteria intestinal y se da por contaminación fecal con el mismo mecanismo de contagio. Las conjuntivitis agudas tienen una duración de 7 a 10 días y aunque se auto-limitan, se deben tratar con antibióticos en gotas y lubricantes. Existe un robusto armamento de medicamentos para el tratamiento de las infecciones bacterianas y debe ser, siempre, estrictamente bajo la supervisión de un oftalmólogo. Aunque parezca cosa sencilla, una conjuntivitis con un tratamiento inapropiado puede llevar a lesiones en la córnea y, en casos graves, perforación corneal y pérdida permanente de la visión. La última clase de conjuntivitis, la crónica, se debe principalmente a estafilococo y ocasiona escamas e irritación en el borde de los párpados, en éstos pacientes se recomienda higiene periódica con un champú para bebe lavando las pestañas desde su nacimiento, los primeros diez días de cada mes, durante el baño.

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Las conjuntivitis virales son las más frecuentes y son principalmente causadas por adenovirus. El mecanismo de contagio se relaciona más con enfermedades respiratorias y de vías aéreas superiores. Estas conjuntivitis pueden producir edema intenso de los párpados, enrojecimiento y lagrimeo hialino abundante. Algunas cepas de adenovirus ocasionan baja de visión con infiltrados debajo del epitelio de la córnea, estos casos pueden tardar semanas para recuperar la visión a como estaba antes de la infección.  El virus herpes tipo I y Varicela-Zoster también son causa de conjuntivitis y queratitis (inflamación de la córnea) deben ser tratadas con medicamentos antivirales y lubricantes. El virus del herpes no se cura, permanece alojado en el nervio trigémino o en los nervios ciliares de la córnea, por lo que es una infección incurable, que permanece latente, pero que se puede reactivar cuando el paciente pase por períodos prolongados de estrés, fiebre y exposición a la luz ultravioleta (LUV).

Por último, están las conjuntivitis alérgicas. Cuando un alérgeno entra en contacto con la conjuntiva, es atrapado por macrófagos que la exponen a los linfocitos que producen inmunoglubulinas del tipo E; cuando el alérgeno entra en contacto con la conjuntiva nuevamente, las células llamadas mastocitos, se degranulan, liberando histamina, bradicinina e interleucinas, además se desencadena la cascada del ácido araquidónico, produciendo inflamación.

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La conjuntivitis alérgica más frecuente es la estacional, que afecta pacientes entre 20 y 40 años y se desencadena por la exposición a polen. La conjuntivitis perenne se da en pacientes con mayor exposición a alérgenos, pero del tipo domiciliario, polvo casero, que no es otra cosa que piel descamada en el 90% y ácaros del tipo Dermatophagoides que ocasionan la mayoría de éstas conjuntivitis, además de pelo de gato y perro.

Otras conjuntivitis son las conjuntivitis papilares por el uso crónico de lentes de contacto blandos que se cubren de una película de partículas alergénicas y las conjuntivitis atópicas que, principalmente, son por el uso de maquillaje y medicamentos, que en el largo plazo generan irritación y lagrimeo constante. Así, que las conjuntivitis tienen una gran variedad de orígenes, y el diagnóstico de cada una de ellas es muy específico. Por lo que, es poco recomendable hacer caso a la comadre, a la tía o a la abuelita cuando recomiendan alguna gota que tienen guardada en la casa cuando tenemos ojo rojo, lagrimeo e irritación. Todos son síntomas inespecíficos, son los ojos que nos indican que necesitan atención y el tratamiento que requiere cada caso es único. Por favor no te automediques cuando tengas alguno de estos síntomas, mejor tómate un poco de tiempo y haz mirar tus ojos por un oftalmólogo, un experto en tu salud visual.

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