Han pasado 3 años del fatal terremoto de 7.8 con epicentro en Nepal el cual dejó cerca de 9,000 personas fallecidas, según cifras oficiales. El sismo fue tan fuerte que la intensidad Mercalli Modificada llegó a la escala de IX o violento en las zonas más cercanas al epicentro; sabiendo las condiciones del lugar y las características del sismo, se podía estimar inmediatamente que la probabilidad de daños y víctimas sería alta desde los primeros minutos. Además de ser sentido en todo Nepal, también fue percibido en centenares de localidades de India, Bangladesh, Bután, Tíbet y China, donde la ciudad con el reporte más lejano fue Sichuan, China, a 1,900 Km del epicentro.
Sismo mayor en Nepal M7.4 – EMSC. Alta probabilidad de daños e incluso víctimas en zonas vulnerables. pic.twitter.com/0tS2z37EKy
— SkyAlert (@SkyAlertMx) 25 de abril de 2015
Desde los primeros minutos después del sismo comenzaron a llegar los primeros reportes con información que solo marcaba la ruta del desastre.
La sismicidad a lo largo de la cordillera del Himalaya, se debe al proceso de la tectónica de placas: grandes bloques de corteza terrestre que se mueven lentamente hasta que colisionan produciendo sismos en los bordes de dicho contacto. En los Himalayas, entran en contacto la placa Euroasiática y la Índica con la diferencia que estas placas poseen la misma densidad y no subducen o se inserta una respecto a la otra, sino que colisionan de frente plegándose y formando la gran cordillera a lo largo del borde de India, Nepal y China, a este proceso comenzó hace más de 71 millones de años y el monte Everest es testigo de este de este continuo choque de placas que lo hace crecer 4 mm al año.
La enorme presión que ejerce el choque de estas placas tiene como resultado la sismicidad periódica que libera la tensión por años acumulada en estas placas antes mencionadas. Al igual que en México con la “Brecha de Guerrero”, estas placas también tienen sus “Brechas Sísmicas”, lugares que por años (décadas hasta siglos) no han presentado sismos acumulando tensión hasta que se libera. La última vez que la zona afectada el 25 de abril de 2015, a la 1:11 h (tiempo del centro de México), fue en 1505 con un sismo de M8.6.
Semanas antes del sismo, un grupo de sismólogos se había reunido en Nepal con el fin de preparar al país ante un eventual terremoto que pudiera evitar lo ocurrido en 1934 cuando uno de magnitud 8.3 dejó cerca de 11,000 muertos; se encontraban en una carrera contra el tiempo pues conocían el potencial de grandes sismos en Nepal y la posibilidad de graves daños por factores demográficos, urbanos, económicos, políticos y sociales que aún vive este país asiático. La realidad llegó y se produjo el desastre.
Después de varios siglos de no registrar sismos importantes en esta área, la tensión que se había acumulado cedió, originando un fuerte terremoto de magnitud 7.8. De acuerdo a los datos de diversos centros de investigación sismológica –como el USGS-, el área de ruptura tuvo una extensión de 150 km de largo por 50 km de ancho y 3 metros de deslizamiento (estos datos tienen relación directa con la magnitud); el epicentro o punto inicial de la ruptura, se dio al noroeste de la capital de Nepal, Katmandú, fracturando la corteza hacia el este, quedando varias ciudades “dentro” del área de ruptura, es decir, literalmente el suelo se fracturó bajo los pies de los nepalíes.
En cuanto a los daños y víctimas, si las poblaciones están cerca de los epicentros y los sismos son de gran magnitud, con mucha seguridad las estructuras no resistirán la violencia con la que se mueve el suelo y sacude las estructuras. En el caso de Nepal, muchas de las construcciones son antiguas y en su mayoría presentan deficiencias en la construcción atribuible a falta de normas y una cultura de prevención.
Este video muestra la violencia de las sacudidas en Nepal:
A 150 km de la capital de Nepal, Katmandú, el terremoto también fue sentido con gran intensidad en las laderas del Everest desatando varias avalanchas que llegaron hasta el campamento base matando a 22 personas según datos oficiales.
Estos eventos nos enseñan lo vulnerables que podemos ser ante los sismos, ¡YA LO VIVIMOS! Nos deben dejan lecciones y nos debe motivar a estar mejor preparados para cuando el próximo terremoto ocurra.
No me cansaré hacer especial énfasis a que se respeten las normas de construcción vigentes; además, si tu casa tiene algún tipo de daño por los sismos que hemos vivido, consulta inmediatamente con un especialista o solicita ayuda a Protección Civil de tu localidad. ¡No esperes más y hazlo ya!
Aunque en México tenemos la ventaja de contar con tecnología de punta como las alertas sísmicas, es importante hacer conciencia de todas las medidas de prevención: desde el conocimiento del peligro a través de la ciencia hasta -como lo señale recientemente- construir bien para que al escuchar la alerta podamos estar listos y no exponer nuestras vidas ni la de nuestras familias al riesgo de desastre.
¡Opina, comparte y súmate a la prevención!