Ayer Trump arrasó en Florida y provocó que Marco Rubio abandonará la carrera electoral. El fin de Rubio es una caída épica para alguien considerado la nueva estrella del partido -la revista Time lo llamo el “salvador del Partido Republicano” en 2013 – y quien fue presentado como la cara del futuro de ese partido. Financiado por multimillonarios como Paul Singer, dueño de uno de los “fondos buitres” que asaltaron a Argentina entre otros países, y promovido por un amplio sector de la cúpula.
Así, a partir de esta noche, la contienda entre republicanos se reduce a tres, con el senador Ted Cruz en segundo lugar (y que estaba en una pugna muy cerrada en Missouri contra Trump). Cruz hubiera preferido un triunfo de Trump en Ohio para anular a Kasich y dejar solo a los dos precandidatos en la contienda, para con ello intentar capturar todo el apoyo político y financiero anti-Trump dentro del partido.
En el partido demócrata, Clinton ganó por lo menos cuatro de cinco estados en disputa, con amplio margen en Florida y Carolina de Norte y se mostró muy confiada de que obtener la mayoría de delegados para garantizar su nominación como candidata presidencial.
El discurso triunfal de Clinton se enfocó en Trump y la elección general, para indicar que ya no toma en cuenta la disputa con Sanders. Se notó un giro hacia la izquierda en su discurso sobre la desigualdad económica, el libre comercio y el poder de Wall Street, entre otros temas.
Para ganar la nominación republicana en esa primera ronda se requieren mil 237 delegados; para los demócratas el número es 2 mil 383.
Con información de La Jornada