La inflación de 2017 cerró en 6.7 por ciento, la más alta desde el año 2000, cuando sumó un aumento acumulado de 8.96 por ciento de acuerdo con datos oficiales.
Para el índice subyacente –que no incluye el precio de combustibles ni frutas y verduras– calculan un aumento de 0.46 por ciento que llevaría a una variación anual de 4.9 por ciento, igual que en noviembre.
Las razones para el alza en el último mes del año pasado obedecen a incrementos en los precios de los alimentos procesados, servicios como transporte aéreo y servicios turísticos, así como en algunos productos agropecuarios y en energéticos, como gasolina y gas.
Para este año analistas esperan que la inflación comience a retomar una tendencia a la baja, tan pronto como la primera quincena de enero, para que concluya 2018 en 4.3 por ciento.
Con información de La Jornada