El Senado de Brasil aprobó este jueves someter a un juicio político a la presidenta Dilma Rousseff y la apartó del cargo por un periodo de hasta 180 días, tiempo máximo para que concluya el proceso y en el que será sustituida por su vicepresidente, Michel Temer, pero completaría el mandato hasta 2018 si los senadores declarasen finalmente culpable a Rousseff, acusada de manipulación de las cuentas públicas.
Con una votación del 55 legisladores a favor y 22 en contra, los legisladores aceptaron los cargos contra Rousseff.
La mandataria niega esas acusaciones, y las atribuye a una conspiración orquestada por Temer y por el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, quien a su vez está acusado por corrupción. La decisión del Senado supone la separación automática de Rousseff, a la que se le notificará formalmente en las próximas horas y tendrá que abandonar Planalto, la sede del Ejecutivo, por lo que la mandataria, se atrincherará en la residencia presidencial, la Alvorada, durante los seis meses que se tomará el Senado para avanzar en el juicio político y definir si la exonera, y la permite volver al cargo, o la destituye.
Temer, presentará a su equipo, avanzado el día.
La «estrella» del nuevo Gabinete es, Henrique Meirelles, que fue presidente del Banco Central con el gobierno del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y que ahora tiene el desafío de recuperar la economía del gigante latinoamericano.
Según una encuesta del Instituto Ipsus, apenas el 14 por ciento de los brasileños se declara optimista sobre el futuro del país.
Solo queda estar al pendiente de este largo proceso y esperar que lo que se haga sea siempre en beneficio del país.
Con información de The New York Times