En una decisión que indigna y preocupa, Petróleos Mexicanos (Pemex) anunció que no pagará los adeudos acumulados con proveedores; solo atenderá pagos de nuevos contratos generados en 2025, enviando un mensaje brutal: “Debo no niego; pago no tengo”. La deuda con proveedores asciende a 430,540 millones de pesos, un aumento del 6.4 % en el segundo trimestre con respecto al año anterior.
Este anuncio fue parte del Plan Estratégico 2025‑2035, aunque el documento no detalla fechas, montos ni procedimientos para saldar adeudos anteriores.
Consecuencias palpables
La Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Petroleros (AMESPAC) explicó que, hasta junio, todavía hay unos 65,000 millones de pesos pendientes por trabajos realizados pero no facturados, afectando la operación de petróleo en estados como Campeche, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas. Algunas contratistas ya suspendieron actividades y van 15,000 empleos perdidos.
Un representante del sector, Rafael Espino, señaló que sin un calendario claro de pagos, las empresas enfrentarían cierres, afectando seriamente la capacidad operativa de Pemex y poniendo en riesgo su meta de producción diaria.
¿Cómo pagar lo nuevo mientras se descuida lo acumulado?
Mientras se ignoran pasivos gigantescos, Pemex reconoce una leve mejoría en liquidez gracias a esquemas como factoraje con Banobras y una reciente emisión de deuda por 12,000 millones de dólares, junto con un fondo de 13,000 millones para nuevos proyectos. Pero estas herramientas financieras no resuelven lo más urgente: pagar a quienes ya cumplieron su parte.