Senador Noroña viajó a Europa con recursos públicos pese a asegurar que pagó de su bolsillo
La sombra de los privilegios pagados con dinero público vuelve a alcanzar al senador Gerardo Fernández Noroña. De acuerdo con información compartida por la periodista Azucena Uresti, el Senado de la República autorizó 143 mil pesos para que el legislador asistiera durante tres días a la Conferencia Europea de Presidentes de Parlamentos celebrada en Estrasburgo, Francia.
Aunque Noroña afirmó públicamente que él mismo había cubierto el boleto de avión en clase Business, la factura aérea por 102,686 pesos aparece a nombre del propio Senado. El documento corresponde a un vuelo Ciudad de México–París–Ciudad de México operado por Air France y forma parte de la comisión oficial que se le asignó.
Además del boleto, el legislador recibió viáticos por 2,200 euros, equivalentes a alrededor de 45 mil pesos, para cubrir los gastos de cinco días. También se le autorizó un traslado en tren TGV de primera clase entre París y Estrasburgo por 165 euros. Sin embargo, según explicó el periodista de investigación Jorge Cisneros, los comprobantes entregados por Noroña solo acreditan que utilizó el tren, pero no existe constancia alguna de que haya reintegrado dinero al Senado ni de que haya cubierto personalmente una parte del viaje, como él sostiene.
El caso vuelve a colocar bajo la lupa el uso discrecional del presupuesto público para viajes oficiales, especialmente en un contexto donde el gobierno federal exige austeridad y recorta recursos a sectores críticos como ciencia, salud, universidades y estados afectados por desastres naturales. La contradicción entre el discurso de “austeridad republicana” y los gastos en comisiones internacionales de lujo alimenta el malestar ciudadano y reaviva las críticas sobre los privilegios que persisten en la clase política.
La polémica también exhibe una constante: la falta de mecanismos rigurosos de fiscalización en el Senado para comprobar los gastos de los legisladores en misiones oficiales. Sin transparencia plena ni reintegros documentados, el dinero público sigue financiando viajes cuyos beneficios para el país rara vez quedan claros. El caso Noroña es un recordatorio de que la austeridad pregonada no alcanza a todos por igual.

