El gobierno de México reglamentó el martes la producción, investigación y uso medicinal del cannabis, despejando el camino para que firmas privadas participen en un mercado considerado por las empresas del ramo como uno de los más grandes del mundo.
El año pasado, el Senado aprobó la legalización de la marihuana para usos recreativo, científico, médico e industrial, un paso trascendental en un país inmerso en una lucha contra el narcotráfico. Este año, la Cámara Baja debatirá la iniciativa, tras posponerse su discusión.
El reglamento publicado el martes y firmado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, regula la Ley General de Salud en materia de cannabis y sus derivados farmacológicos, reformada en 2017. El mandatario se ha mostrado a favor de buscar nuevas formas de combatir el narcotráfico atacando las raíces sociales del fenómeno, como la pobreza.
Entre otros fines, la nueva regulación incluye la «fabricación de derivados farmacológicos y medicamentos, y médicos para la realización de diagnósticos, preventivos, terapéuticos, de rehabilitación y cuidados paliativos», según el texto legal.
El debate sobre su uso terapéutico se precipitó en 2015, al llegar a la Suprema Corte de Justicia (SCJN) un recurso de amparo de los padres de una niña llamada Graciela Elizalde, con serios problemas de epilepsia, que pedían suministrarle cannabidiol (CBD), un componente no psicoactivo del cannabis.
Algunos actores de la incipiente pero millonaria industria legal de cannabis, como Canopy Growth y The Green Organic Dutchman, de Canadá; y una unidad de la californiana Medical Marijuana Inc, dijeron el año pasado a Reuters estar ansiosos por acceder al nuevo mercado mexicano.
Si despenaliza completamente la marihuana, México podría convertirse en el mercado de cannabis más grande del mundo, lo que podría ayudar a contrarrestar la actividad de los cárteles de la droga, aunque la producción y tráfico ilegal de la planta ha descendido en los últimos años.
Información de Reuters