Los Gobiernos de México y Guatemala ofrecen a los mexicanos desplazados por la violencia en Chiapas la posibilidad de volver a sus comunidades con garantías de seguridad, pero hasta ahora, ninguno de los desplazados ha retornado.
Hace una semana, cientos de mexicanos de Chiapas comenzaron a huir hacia Guatemala debido a la violencia de los cárteles que se disputan el control del Estado sureño. Los Gobiernos de ambos países, junto con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), han desplegado acciones humanitarias para proporcionar techo y comida a las familias. Sin embargo, el Gobierno mexicano no ha proporcionado datos oficiales sobre el número exacto de desplazados, sus edades o necesidades específicas. Se estima que alrededor de 600 mexicanos se han instalado en refugios del municipio fronterizo de Cuilco, en el departamento de Huehuetenango, Guatemala. Esta migración es insólita, ya que normalmente las migraciones en la región son hacia el norte, hacia Estados Unidos.
El fin de semana, México y Guatemala emitieron un comunicado conjunto afirmando que han brindado asistencia humanitaria y protección a los desplazados, y ofrecieron la posibilidad de regresar voluntariamente a sus comunidades en condiciones de dignidad y seguridad. “Los retornos serán planificados en conjunto entre los dos países, y en diálogo con las personas mexicanas”, señalaron en el comunicado. Sin embargo, Juan Manuel Zardain, de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Chiapas, asegura que ninguno de los desplazados ha regresado al país.
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— TV Azteca Chiapas (@TVAztecaChiapas) July 30, 2024
Para regularizar la situación migratoria de los desplazados, el Gobierno guatemalteco ha expedido certificados de permanencia humanitaria con vigencia de 30 días prorrogables. Zardain afirma que unos 200 mexicanos han recibido dicha certificación. Muchos desplazados temen regresar debido a que el conflicto continúa. Decenas de familias huyeron de Chiapas debido a la guerra entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación por el control del tráfico de migrantes. “El problema mayor que causó el desplazamiento es que los cárteles obligan a los pobladores a trabajar para ellos, poniendo obstáculos en la carretera, como si fueran gente del cártel. Y ellos no quieren, entonces, para no verse obligados, decidieron irse”, explica Zardain.
La organización guatemalteca Pop No’j ha brindado apoyo humanitario a los desplazados mexicanos. Gilmar Gerónimo, integrante de la asociación, informa que dos escuelas fueron habilitadas como albergues temporales para resguardar a las familias. Gerónimo advierte que, aunque la población de Cuilco ha ayudado a alimentar a los desplazados, los esfuerzos no han sido suficientes. Se han instalado centros de acopio para recibir comida, medicinas, colchones, ropa y productos de higiene.
Chiapas, un Estado otrora tranquilo en el sureste mexicano, ha sido noticia recientemente debido a las pugnas entre cárteles. Los grupos criminales no solo disputan el negocio de las drogas, sino también el tráfico y las extorsiones de migrantes. Mientras una caravana de unos 3,000 migrantes se dirige hacia Estados Unidos, cientos de chiapanecos se dirigen al sur. Los desplazamientos internos en Chiapas ya habían ocurrido, como en el municipio de Tila, donde unos 4,000 pobladores abandonaron sus casas. Sin embargo, la migración a otro país centroamericano en estas proporciones es inédita.