Durante tres años, Mirna Medina emprendió una incansable búsqueda por diversas regiones de Sinaloa, al noroeste de México, para dar con el paradero de su hijo Roberto Corrales desaparecido en julio de 2014. La policía le dijo que no buscaban desaparecidos, y entonces surgió el grupo Las rastreadoras de El Fuerte, mujeres que buscan a sus seres queridos en las diversas localidades del Estado, bastión del violento Cartel de Sinaloa.
“Nosotros tuvimos que empezar a buscar a los nuestros en vez de ser el Gobierno el que diera la cara”, relató Mirna.
Desde entonces Las rastreadoras han explorado ranchos, caminos sinuosos y territorios inhóspitos para buscar a los suyos. Con picos y palas han encontrado decenas de cuerpos. En julio del año pasado Medina por fin encontró parte de los restos de su hijo Roberto, pero la búsqueda de las mujeres continúa.
El colectivo fue uno de los que cabildearon y exigieron una ley en materia de desapariciones que finalmente fue aprobada el año pasado en el Congreso mexicano. Medina ha sido una voz crítica con el papel que han jugado las autoridades en los casos de desapariciones.
Con información de El País