Tras cinco días de reunión y deliberaciones el Congreso de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo, dio paso al nuevo partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.
Dos culturas políticas confluyen en el partido: los guerrilleros de diferentes bloques y militantes del Partido Comunista Clandestino Colombiano.
La ex guerrilla apuesta por un «socialismo del buen vivir», con menciones a Bolivia y Ecuador), en el que se dé un valor agregado a los recursos naturales, se impulse la economía campesina y el reparto de la tierra y se tengan relaciones internacionales bajo un horizonte sur-sur. El nuevo logo simboliza una rosa moderna con una estrella roja en su interior.
El partido tiene asegurados por los Acuerdos de Paz de la Habana cinco senadores y cinco diputados en la Cámara de Representantes para la legislatura 2018-2022.
Las FARC enfrentan una serie de desafíos que tienen que encarar en esta nueva etapa de lucha política y electoral. Entre ellos, es consolidarse como referente político no sólo en determinadas zonas rurales del país, sino, sobre todo, en lo urbano, donde trabajan cientos de organizaciones sociales y políticas en diversos ámbitos, el de los derechos humanos, civiles o políticos; género e identidad sexual; economías alternativas, y un sinfín de luchas territoriales.
Con información de La Jornada