El pasado 2 de diciembre un conocido pirata informático y experto en ciberseguridad, Raúl Robles, fue asesinado en una cafetería en Guadalajara por un encapuchado que logró darse a la fuga.
Este homicidio desenmascaró el submundo violento del universo informático, en el cual, abundan enemistades que llegan hasta la muerte.
Robles, había recibido amenazas desde la web Hispachan: “Voy a matar a este puto!! Sé que va a venir a mi ciudad y aquí lo mato”, decía la primera amenaza publicada. Fue colgada en octubre junto a una fotografía de Robles.
La siguiente amenaza fue publicada en la víspera del asesinato. “Estoy harto de Raúl Robles, tengo un arma y le robaré su puto auto haber si se le sigue tirando de bien vergas, lo vi desayunando ayer en un café, va muy seguido, lo esperaré haber si viene mañana”.
Finalmente, un tercer mensaje fue publicado horas después del asesinato ilustrado con la imagen de un revólver. “Como les digo, el gordo hijo de puta ya me tenía hasta la madre por lo que no me tenté el corazón a la hora de matarlo”.
Robles, era presidente de Hacking México, una empresa especializada en ciberseguridad que entrena a los agentes de la oficina de la Procuraduría General y al Centro de Investigación y Seguridad Nacional. Desde 2012, cuando fundó la firma, se convirtió en un personaje muy popular en la comunidad hacker, su rostro era habitual en conferencia y debates sobre seguridad informática.
En este entorno comenzó a ser odiado por humillar a otros miembros de la comunidad hacker, presumir en videos de su riqueza e incluso se lo acusaba de falsear su CV, ser un defraudador y un racista. Tal es así, que a las pocas horas de su muerte circularon en las redes mensajes que se burlaban de la suerte del pirata informático y una persona asegura que Robles lo acosó sexualmente.
Alejandro Torres, un ingeniero informático que trabajaba en Hacking México, afirma que nunca fue testigo de alguna actividad ilegal en la empresa de Robles. Explica que si bien había construido un personaje virtual egocéntrico y sarcástico en la redes sociales, lo hacía con el objetivo de generar controversia y así conseguir publicidad para su negocio. «En la vida real era otra persona», reconoce.
Torres sugiere que el asesinato podría estar relacionado con un ciclo de clase que Robles impartiría este mes, dedicadas a cómo hackear casinos. Sin embargo, el objetivo era ayudar a los propietarios de los casinos a proteger sus negocios de ataques. Recordemos que los casinos han sido vinculados con el crimen organizado, sobre todo luego del ataque al casino en Monterrey que murieron 52 personas. «A lo mejor hubiera alguien que no le pareció o que afectaba sus intereses», dijo Torres.
El caso no está resuelto pero lo que llama la atención es que el mundo virtual cruza las fronteras hacia la acción directa: las amenazas reales y las falaces se dan la mano.
Con información de Sin Embargo