Un día sin inmigrantes se materializó desde primera hora entre marchas, llamados a la resistencia y el cierre de negocios o escuelas en Nueva York, Chicago, Filadelfia, Washington, Houston y Los Ángeles, entre otras ciudades.
«Es una pena que tengamos que vivir una jornada sin ellos para que algunos entiendan el valor y la importancia de su contribución a nuestra economía, a nuestro bienestar y a nuestra seguridad«, dijo el senador demócrata, Bob Menéndez, en Twitter.
En las protestas se vieron a trabajadores, estudiantes, madres de familia empujando sus carritos de bebé y miembros de distintas organizaciones defensoras de los derechos civiles de los inmigrantes quienes marcharon de costa a costa, o se abstuvieron de abrir sus negocios o acudir a la escuela. Con consignas contra la separación de familias y la cultura de odio y racismo que se ha descarado aún más bajo la presidencia de Donald Trump, miles consiguieron su objetivo de hacerse escuchar.
Por su parte, ayer Trump declaró: «Este es uno de los temas más difíciles que tengo, porque me parece muy duro hacer lo que la ley ordena exactamente. La ley es estricta«. Sus palabras devolvieron un poco de esperanza a jóvenes ante la amenaza de la deportación.
Con información de La Jornada