Silvia Pinal, ícono indiscutible del cine, teatro y televisión en México, falleció este jueves en Ciudad de México a los 93 años. Con su partida, concluye una era dorada del cine mexicano y se despide una artista cuya influencia rompió barreras, desafiando normas y abriendo caminos para futuras generaciones.
Desde su debut en El pecado de Laura (1949), Pinal destacó por su versatilidad y determinación en una industria dominada por hombres. En 1952, su actuación en Un rincón cerca del cielo le valió su primer Ariel, consolidándola como una estrella emergente. Sin embargo, fue su colaboración con Luis Buñuel lo que le otorgó un lugar en la historia del cine internacional.
La musa de Buñuel y el escándalo de Viridiana
Pinal trabajó con Buñuel en tres películas memorables: Viridiana (1961), El ángel exterminador (1962) y Simón del desierto (1965). En particular, Viridiana causó un revuelo internacional al ser considerada blasfema por el Vaticano y prohibida en España por la dictadura franquista. La valentía de Pinal fue clave para preservar esta obra maestra, transportándola en secreto a México.
La actriz recordó con orgullo su relación profesional con el cineasta: “Soy la única que hizo tres películas con él. Don Luis era único, estricto y brillante. Lo que hizo es irrepetible”.
Una carrera que marcó generaciones
Más allá del cine, Silvia Pinal brilló en el teatro, la televisión y la política. Su programa Mujer, casos de la vida real se convirtió en un fenómeno cultural que durante 20 años sensibilizó a millones sobre problemas sociales. Además, incursionó en la política como diputada del PRI, desde donde impulsó iniciativas para las artes.
La vida personal de Pinal también fue reflejo de su espíritu indomable. Se casó cuatro veces y formó una dinastía artística con sus hijos, como la cantante Alejandra Guzmán, quienes hoy heredan un legado cultural y patrimonial invaluable.
El legado de una estrella inmortal
Silvia Pinal recibió un homenaje en el Palacio de Bellas Artes en 2022, donde el público reafirmó su amor y admiración por la actriz. Su impacto perdura no solo en la pantalla, sino en la memoria colectiva de México.
Con su partida, se apaga una luz única, pero su legado como pionera y símbolo del arte mexicano vivirá para siempre. Pinal lo dijo con claridad: “A mí no me asusta la muerte. Me siento como de 18 años”.