Anna Wintour, el rostro más reconocible e influyente de la moda editorial, dejará su cargo como editora en jefe de Vogue Estados Unidos, una posición que ha ocupado desde 1988. La noticia fue confirmada por Condé Nast, la editorial que publica la revista, tras una reunión privada en la que Wintour informó a su equipo.
Aunque abandona el timón de la edición estadounidense, Wintour no se despide del todo. Mantendrá dos cargos clave dentro del universo Vogue: directora global de contenido de Condé Nast y directora editorial global de la revista. Su sucesor en el cargo llevará un nuevo título: “responsable de contenido editorial”.
Un cambio histórico… pero no un adiós
La salida de Wintour representa un cambio sísmico en el ecosistema editorial de la moda. Durante casi cuatro décadas, reinventó lo que significaba una revista de alta costura, apostando por portadas rompedoras, como aquella histórica de noviembre de 1988 con jeans deslavados, o la que puso por primera vez a un hombre en portada junto a Cindy Crawford en 1992.
Lejos de lo convencional, Wintour derribó barreras en estilo y contenido, dándole voz a diseñadores emergentes, figuras poco conocidas y nuevas narrativas visuales. Su estilo personal —bob perfecto, lentes oscuros y mirada de acero— es ya un ícono cultural, inspiración directa del personaje Miranda Priestly en El Diablo Viste a la Moda.
¿Por qué deja su cargo?
Aunque no se ha dado una razón específica, el anuncio se alinea con una reestructuración más amplia dentro de Condé Nast. Lejos de ser un retiro, parece un movimiento estratégico que da paso a nuevas voces sin ceder del todo el control creativo.
El relevo abre una ventana importante: la oportunidad para que una nueva generación —como ocurrió con Chioma Nnadi en Vogue UK— transforme el ADN editorial de Vogue en Estados Unidos.
Su legado: de las páginas a la Met Gala
Más allá de la revista, Anna Wintour es sinónimo de la Met Gala. Desde 1995, preside y dirige el evento que ha convertido en una de las noches más importantes del calendario cultural global. Gracias a su visión, la gala pasó de ser una cena benéfica exclusiva a un fenómeno global donde convergen moda, arte y política.
Cada edición, temática y alfombra roja llevan su huella. Wintour supervisa cada detalle, desde el guion de los invitados hasta las piezas del Costume Institute, consolidando la Met Gala como un espacio donde la moda trasciende como arte y narrativa social.