El Papa Francisco entró de lleno en el asunto más delicado de su visita a Chile desde el primer discurso. «Siento dolor y vergüenza ante el daño irreparable causado a niños por parte de los ministros de Iglesia», dijo el Pontífice en su primera intervención pública, en el Palacio de La Moneda, ante la presidenta Michelle Bachelet y su sucesor, Sebastián Piñera.
La crisis ha hundido el apoyo a la Iglesia, que ya venía bajando, hasta convertir Chile en el país con menos personas que se declaran católicas de toda Latinoamérica.
Este es uno de los asuntos centrales de un viaje pensado para tratar de revitalizar, con la figura del Papa argentino, que genera pasiones en todo el mundo, una iglesia con problemas graves.
Además, Francisco pidió a los chilenos escuchar a los pueblos originarios, a los jóvenes que reclaman reformas y se han alejado de la política, a los inmigrantes que llegan a un Chile en crecimiento, y también a los niños. «No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia. Sé que es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas al mismo tiempo que nos empeñamos para que no se vuelva a repetir».
Con información de El País