El sábado, bombarderos estadounidenses volaron a pocos kilómetros del espacio aéreo norcoreano, acto que junto a las amenazas de Donald Trump, fueron consideradas una declaración de guerra.
Ante la Asamblea General de la ONU, Trump amenazó la semana pasada con arrasar Corea del Norte. “No se puede aceptar que esa banda criminal se arme con misiles nucleares; tenemos una gran paciencia, pero si no vemos obligados a defendernos o defender a nuestros aliados, no tendremos otra opción que destruir completamente a Corea del Norte. El hombre cohete está en misión suicida consigo mismo”, dijo.
Dos días después, ordenó estrangular la economía norcoreana con una nueva serie de sanciones. Y el sábado, envió a sus bombarderos B-1B, con capacidad nuclear, a sobrevolar aguas internacionales muy cerca de la frontera.
Por su parte, el país asiático, probó a principios de mes una bomba de hidrógeno en el subsuelo, cruzó el espacio aéreo japonés con un misil y hace una semana amenazó con ensayar en el Pacífico su mayor arma de destrucción masiva. Sin dejar de anunciar que iba a “domar con fuego al desequilibrado y viejo chocho” de Trump.
La tensión no ha dejado de crecer. El último golpe lo asestó el lunes por la mañana el ministro de Exteriores norcoreano, Ri Yong-un quien dijo: “el mundo entero debería recordar claramente que fue EEUU el primero en declarar la guerra a nuestro país. Y desde que EEUU nos ha declarado la guerra tenemos derecho a tomar medidas como derribar a bombarderos estratégicos estadounidenses incluso si no están dentro de las fronteras aéreas de nuestro país”.
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, dijo que “no hemos declarado la guerra a Corea del Norte, y francamente, sugerir eso es absurdo”.
Con información de El País