Miles de migrantes hondureños, que salieron en caravana de su país con destino a Estados Unidos, pernoctan sobre el puente fronterizo entre México y Guatemala, tras ser reprimidos por policías mexicanos luego de que irrumpieran en estampida y rompieran cercos del lado guatemalteco.
Sacándose del camino vallas metálicas desplegadas sobre el puente, unos pocos lograron cruzar a México, pero la mayoría fue replegada detrás de la reja por agentes mexicanos, que utilizaron balas de goma y gases lacrimógenos.
«Estamos huyendo de la violencia y llegamos aquí solo para que nos golpeen más», dijo a la AFP Marta Ornelas, de 28 años, quien logró cruzar con su bebé en brazos por el puente internacional sobre el río Suchiate, que separa a ambos países.
«Se supone que íbamos a cruzar en paz y de repente comenzaron las piedras y los gases», agregó la mujer, quien perdió a sus dos hijos de 10 y 15 años en la marea de migrantes.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, calificó el incidente como «una situación inédita» y advirtió que su país no permitirá el ingreso a su territorio de manera irregular y «mucho menos de forma violenta».
«El ingreso violento al país no solo atenta contra nuestra soberanía también pone en riesgo a los propios migrantes», dijo Peña Nieto en un mensaje en video difundido por sus redes sociales.
Comparto el posicionamiento del Gobierno de la República en torno a la #CaravanaMigrante. pic.twitter.com/NvHPglBPi4
— Enrique Peña Nieto (@EPN) 20 de octubre de 2018
El mandatario reiteró sin embargo que México mantiene la disposición de apoyar a los migrantes que decidan ingresar al país respetando las leyes.
Los cerca de 4.000 hondureños, que intentan escapar de la violencia y pobreza en su país, habían superado al grito de «¡Sí se puede!» una barrera de decenas de policías y militares que se apostaron con vehículos blindados.
Sin embargo, policías mexicanos los contuvieron y posteriormente solo permitieron pasar a algunas mujeres y niños.
Con información de AFP