El trabajo reciente de Daniela Edburg establece conexiones entre la geografía de un cuerpo enfermo y los últimos respiros del ‘Mer de Glace’, un glaciar que agoniza.
En el verano de 1816 Mary Shelly visitó el glaciar, solo unas semanas después de haber empezado a escribir lo que se convertiría en su novela Frankenstein o el Moderno Prometeo. Esa noche escribió en su diario: «Este, es el lugar más desolado del mundo».
Fue la cruda belleza del paisaje alpino la que proporcionó el escenario para uno de los pasajes descriptivos más dramáticos de la novela,donde el atribulado Víctor Farakenstein narra el encuentro con su monstruo, en el que sostiene una discusión sobre las responsabilidades de un creador,en el que sostiene sobre las responsabilidades de un creador para su creación».
Edburg genera sus propios monstruos desde la experiencia personal, hablando de enfermedades físicas, mentales y sociales, para hacerlo nos lleva del paisaje domestico y para llegar al pequeño universo que es el propio cuerpo.