Tanto en sismos como volcanes existe mucha desinformación respecto a su origen, evolución y formas que nos afectan. La falta de “ganas” por querer estar informado ocurre porque es más fácil creer y propagar mitos y frases como “algunos dicen que…”. La información sólida y científica existe pero no queremos detenernos a investigar, leer y razonar.
ane. Para entender de forma fácil iniciaré explicando algunos conceptos básicos.
Volcán: Es un punto de la superficie terrestre por donde sale material fundido (magma) generado en el interior de la Tierra; una vez que este material del interior se encuentra en superficie recibe el nombre de lava y otros productos que también derivan del magma se les llama tefras, ceniza, gases, etc. Estos materiales se acumulan alrededor del centro de emanación dando lugar a conos de diversos tamaños y dimensiones que dependerán del tipo de lava (fluidas forman muy amplios y grandes conos como en Hawái; viscosas forman conos altos con grandes pendientes como el Popocatépetl y Volcán de Colima).
Origen de los Volcanes: se forman, principalmente, en el borde de las placas tectónicas convergentes (subducción); el Anillo de Fuego del Pacífico es el lugar más activo del planeta. Aunque hay otras formas en que se manifiesta el vulcanismo, como en Hawái que es un punto caliente o una pluma de magma en el manto, el interés en particular son los procesos de subducción por los volcanes en México.
El choque de las placas tectónicas, además de producir grandes terremotos, también son cunas de volcanes por la constante fricción que genera un inmenso calor donde las rocas se funden parcialmente ayudadas por el agua infiltrada en diversos estratos de la corteza oceánica.
El magma que se produce, al ser más liviano que el material que lo rodea, busca la forma de emerger hacia la superficie y lo hace “buscando” aquellos lugares por donde la corteza ofrezca menor resistencia para finalmente formar un volcán.
Existe la creencia que todos los volcanes están conectados, como si existiera una tubería principal y sus ramificaciones alimentan la salida de materiales volcánicos en diversos puntos. Esto es incorrecto pues cada volcán tiene mecanismos propios y ni los volcanes más cercanos, como el Popocatépetl e Iztaccíhuatl, comparten cámaras magmáticas que es el lugar al interior de la corteza donde se almacena el magma antes de salir a superficie.
Varias ocasiones hemos visto cómo el Popocatépetl y el Volcán de Colima tienen al mismo tiempo explosiones o algún tipo de actividad haciendo creer a la gente que sí existe alguna conexión. Esta “aparente sincronía” se debe únicamente a la frecuencia con la que presentan sus erupciones: al igual que un reloj descompuesto que da bien la hora dos veces al día, la muy frecuente actividad del Volcán de Colima llegará a ocurrir al mismo tiempo que la del Popocatépetl que es más lenta.
Otro mito más, es que las erupciones pueden generar grandes sismos. Antes, durante y después de las erupciones existe sismicidad pero que se concentra en el edificio volcánico y que rara vez es sentida incluso estando cerca; sin embargo, grandes sismos sí pueden detonar erupciones y lo podemos entender al golpear una botella de agua mineral (sismo) que desgasifica abruptamente el agua al interior vaciando su contenido (erupción).
Siempre es importante conocer a fondo todos los fenómenos perturbadores (saber cuál es su origen y mecanismos) a los que estamos expuestos, llámese volcanes, sismos, huracanes, inundaciones etc. Pero es más importante saber cuáles son los peligros que están asociados y cómo pueden afectarnos.
Explosiones: Una explosión es una liberación simultánea de energía calórica, luminosa y sonora, en un intervalo temporal corto que destruyen domos de lava y en ocasiones puede también afectar la porción más alta del edificio volcánico. Se relaciona con explosiones de burbujas en el magma, en las cuales hay una ruptura y recuperación del nivel de lava en el conducto cerca de la superficie. Como resultado, se lanzan fragmentos de lava solidificada, en trayectorias balísticas, alrededor del punto de la explosión y a distancias que pueden alcanzar varios kilómetros.
Flujos de lava: es roca fundida a temperaturas entre 700°C y 1200°C. Se forma cuando el magma alcanza la superficie de forma no explosiva (generalmente con poco sílice que no almacena gas) y fluye por gravedad escurriendo a velocidades entre 1 km/día hasta 10 km/h.
Lahar: flujo volcánico formado por una gran descarga de fragmentos volcánicos frescos, cuyo agente de transporte es el agua. Se puede formar por fusión repentina de hielo y/o nieve durante una erupción volcánica o por el arrastre de material no consolidado en las laderas de un volcán durante lluvias torrenciales. Los lahares se desplazan por cauces que descienden de un edificio volcánico a velocidades que pueden alcanzar los 100 km/h y, dependiendo de su magnitud, son capaces de inundar zonas aledañas a lechos de los cauces por donde descienden.
Ceniza: Partículas de roca y mineral muy finas (menor a 2 milímetros de diámetro) eyectadas por una apertura volcánica que se dispersan de acuerdo a la dirección de los vientos dominantes. Su acumulación en techos puede generar colapsos y si no se barre de las calles puede ocasionar inundaciones al obstruir el drenaje; también puede inducir enfermedades respiratorias sobre todo en niños y adultos mayores.
Flujos piroclásticos: Son avalanchas de gas, ceniza y bloques incandescentes, más pesados que el aire, que se mueven ladera abajo a velocidades de hasta 100-300 km/h y a temperaturas que rondan los 900°C. Se trata de uno de los fenómenos volcánicos más mortíferos, pero afortunadamente son poco comunes.
Gases volcánicos: Los gases se componen principalmente de vapor de agua (H2O), dióxido de carbono (CO2), dióxido de azufre (SO2), ácido sulfhídrico (H2S), ácido clorhídrico (HCl) y ácido fluorhídrico (HF). Dependiendo de su concentración, algunos de estos gases pueden alcanzar niveles perjudiciales para la salud humana y la muerte puede ser por asfixia o quemaduras de las vías respiratorias.
El riesgo se evita obedeciendo las indicaciones de Protección Civil al respetar los radios de seguridad establecidos y seguir las indicaciones/recomendaciones que constantemente se publican en redes sociales. Quizás vives cerca de un volcán activo y no lo sabes (ya nos acostumbramos a Popocatépetl y Colima); para esto existe el Atlas Nacional de Riesgos donde puedes identificar los volcanes que son activos (la mayoría en estado de reposo) consúltalo e infórmate: http://www.atlasnacionalderiesgos.gob.mx/archivo/visor-capas.html Una vez abierto el link accede así: Capas>Geológicos>Volcanes>Zonificación>Volcanes Activos.
P.D.- El Volcán de Colima una vez más incrementó su actividad desde la semana pasada dejando ver que seguimos sin un solo reporte/informe público sobre su actividad; más allá de que los investigadores son financiados con recursos públicos es una responsabilidad moral que deben tener con los pobladores de las zonas aledañas al volcán. No hay pretexto para no publicar -aunque sea por cuentas de Twitter o Facebook- los reportes y mantener a la gente informada.
Por último, no perdamos de vista la actividad del Popocatépetl.
¡Opina, comparte y súmate a la prevención!