Conversando con la psicoterapeuta Angélica García San Emeterio (angelica.sanemeterio@gmail.com) acerca de los fenómenos actuales, y cómo algunas “simplificaciones” limitan nuestras posibilidades creativas y emocionales, Angélica hacía una crítica sobre la excesiva presencia de los posts tipo “manuales” que encontramos hoy en día en los medios impresos y virtuales. Le pedí nos escribiera algo. Leamos:
Freud escribió: “La incapacidad para tolerar la ambigüedad es la raíz de todas las neurosis.” Tomando en cuenta los tiempos en los que vivimos, parecería que esta ambigüedad forma parte de nuestro día a día; varios intentamos evitarla a toda costa por miedo a sentirnos inseguros, o poco capaces. Sin embargo, es importante pensar que esta incertidumbre tiene otra cara pues es también lo que nos mantiene en movimiento; nos permite crear proyectos a futuro, planificar, y querer ser mejores en cualquier ámbito de la vida. Esta ambigüedad nos permite desear, y buscar cumplir nuestras aspiraciones; el deseo es lo que nos mantiene vivos.
Dicen que lo único constante es el cambio… que uno nunca es el mismo que fue ayer… Entonces si esto es algo que forma parte de nuestras vidas desde que nacemos ¿por qué nos resistimos tanto a las cosas nuevas? O en otras palabras, si la incertidumbre nos ayuda a avanzar, ¿por qué evitarla? El cambio muchas veces viene acompañado de miedo a tomar decisiones, confusión acerca de qué camino es mejor tomar, temor a lo que no conocemos. El problema viene cuando dejamos en manos de otros (padres, amigos/as, esposo/a, maestros/as, jefe/a) nuestras decisiones, ideas, y afectos.
Varias veces he visto esta tendencia a buscar lo que yo llamo “manuales de vida”, por ejemplo me he encontrado con publicaciones en internet, o revistas en donde vienen: 10 maneras de encontrar a la pareja perfecta, 15 tips para ser una persona exitosa, o 20 formas de superar a tu ex. También he tenido encuentros con personas que acuden a algún tipo de terapia, o apoyo psicológico, y comentan no sentir que haya algún cambio significativo en sus vidas. Es común escuchar por un lado: “mi terapeuta no me dice qué hacer”, “no me da su opinión”, o por el contrario: “mi terapeuta me aconsejó que hiciera esto… o estotro.” Constantemente me veo en situaciones en las que la gente prefiere seguir instrucciones, en lugar de buscar sus propias soluciones. Esto deja la responsabilidad de nuestra propia existencia a costa de algo, o alguien más.
Dada la cantidad de posibilidades existentes para trabajar en lo que nos aflige, me parece importante mencionar que cuando se nos dan las respuestas, o el camino de cada dificultad que enfrentamos, se nos está quitando el derecho a buscar la mejor solución por nosotros mismos. Generalizar las situaciones crea una ilusión de soluciones impersonales que al final dejan más desmotivado al que no logra lo que se haya propuesto. La capacidad de pensarse a sí mismo, y al mundo que nos rodea tiene que ver con nuestra capacidad creadora, o proceso creativo; la que de alguna manera, junto con otros mecanismos psíquicos, nos ayuda a adaptarnos a la vida, y movernos de situaciones que dejaron de ser útiles.
Si bien el trabajo personal no es tarea fácil, brinda frutos inigualables pues implica ir encontrando nuestra propia verdad. Es asombrarse ante el camino de descubrimiento que sorprende al creador, y al espectador al mismo tiempo. El acto de pensar, pero sobretodo de pensarse a sí mismo es la base de toda creación. A través del pensamiento estructuramos nuestro mundo, para poder tener acceso a él, y así entender y darnos un lugar en la historia.
El proceso creativo no se limita a los artistas, es una condición humana. Es la vida misma en el sentido de que se aprende viviendo, se descubre; se destruye y se construye sobre la marcha. No se trata de pensar que los caminos ya transitados son los únicos correctos, o que las decisiones que han tomado otros son incuestionables. Es confiar en el trabajo que conlleva encontrar lo que funciona para nosotros. Meg Harris (2010) comenta: (la traducción es mía) “No sólo es la verdad por sí misma, sino el laborioso proceso que conlleva adquirirla. Tal vez por esto, el ser humano está tentado a preferir la acción sobre la palabra.”
Es por esta razón que buscar seguir instrucciones, o manuales de vida todo el tiempo es más fácil, pero limita nuestras posibilidades de ser y hacer. Nos deja encerrados en lo que se espera de nosotros, sin la oportunidad de participar de manera consciente en nuestra vida.