Este sentimiento que dicen los expertos tenemos tan arraigado como parte de nuestros mecanismos de respuesta ante estímulos del medio ambiente, se vuelve realmente peligroso cuando en el anonimato de las riñas jóvenes pensando en que nunca serán identificados profieren con saña singular, sin consideración ,sobre quiénes son sus oponentes en las agresiones multitudinarias que se dan con frecuencia cuando los escenarios son propicios, con las mezclas de alcohol, euforia y la impunidad que da agredir en grupo.
Estos personajes que son hijos de familia, miembros de comunidades donde no se le identifica con este tatuaje de violencia, se transforman en personajes realmente peligrosos capaces de con sus acciones terminar con la vida de una persona sin darse realmente cuenta, o lesionarla de tal forma que ponga en peligro su vida o una función vital, como la pérdida de un ojo o la audición de manera definitiva o temporal.
No son solo los hombres los involucrados en esto nefastos acontecimientos, sino también ahora las mujeres, que desconocen la gravedad, de sus actos que los puede llevar a la cárcel ya que sabemos que el código penal clasifica las lesiones por su gravedad, el daño a la función o la presencia de cicatrices en parte visible, que cambian el aspecto definitivamente de una persona para el resto de su vida.
Son años de cárcel y la reparación del daño las consecuencias, sin derecho a fianza, sin embargo, estos jóvenes desoncen en lo que estarán involucrados o definitivamente no sopesan, los resultados de sus inconscientes actos.
Es atemorizante observar su comportamiento en los videos, es lamentable la manera en que un ser humano lastima al otro sin ninguna consideración, es una respuesta tan animal, tan cruda y tan desalentadora que intimida.
Si observamos a alguien conocido en medio de un ataque de ira y violencia, créanme, lo vamos a desconocer es parte de un proceso que solo a base de educación, consciencia y un gran esfuerzo de disciplina, podemos controlar.
En derecho existen los agravantes para calificar a quienes en plena consciencia de los resultados de sus actos, actúa deliberadamente sin recato llevándolos a cabo, después de haberlos maquinado con crudeza (estos individuos son todavía más peligrosos), habrá que identificarlos y denunciarlos ante la circunstancia precisa y no dejar que sigan delinquiendo impunemente.
El bullying en las escuelas se ha seguido multiplicando, las peleas fuera de los salones de clase igual, azuzados por el resto de la comunidad estudiantil que observa como en un circo el espectáculo, del que no se duele, ni se asusta, sino al contrario le divierte.
Ver las lesiones físicas y psicológicas de un evento de agresión multitudinario es algo muy triste, la marca que deja en las personas que lo sufren es dolorosa y la secuela emocional a largo plazo desconsoladora, con el stigma de temor constante por sufrir nuevamente una agresión de esta naturaleza.
No hay justificación para la violencia, es claro que todos estamos sujetos a proferirla bajo circunstancias especiales, como lo dijo el Papa, si tienes que defender tu vida está justificado.
En los países en guerra donde los niños están sujetos a muestras descabelladas de esta circunstancia, manifiestan una alarmante proclividad para mostrarse agresivos, y con un poco de ayuda, se convierten en verdaderos asesinos a edades que nos hielan la sangre, sin embargo es un hecho que la facilidad con la que nos tornamos violentos es parte de la naturaleza humana y sus acondicionamientos a la supervivencia.
Si agredimos continuamente a una persona tarde o temprano obtendremos una respuesta de la misma naturaleza, tal vez mayor, y tal vez más grave.
La descomposición emocional que observamos con el bullying en las víctimas anuncia respuestas impredecibles, es importante evitar este comportamiento en los escolares.
En el año 2015 mes de septiembre se publicó que México tenía 19 millones de casos de bullying documentados legalmente lo que nos sitúa es el primer lugar de esta desafortunada práctica como un rezago social y cultural muy importante.
La consulta con pacientes adolescentes muchas de las ocasiones solo revela las consecuencias de la desafortunada práctica sobre ellos, al grado que en ocasiones han tenido que abandonar las instituciones donde estudian de manera prematura para comenzar en otro sitio, algunos de ellos a los que hemos dado seguimiento han logrado con éxito librar esa somatización que los hacía sentir enfermos continuamente, sin energía, sin deseos de evolucionar y con depresión, otros nunca lo han superado.
Es ahora cuando llega un adolescente a mi consulta que sin la presencia de sus padres y en privado en la sala de exploración puedo confidenciar con él sobre lo que realmente le pasa y luego solo si me autorizan compartirlo posteriormente con los padres; ya es característico ver un adolescente con ojeras por falta de sueño, desmotivado de sus estudios, irritable con los padres y manifestando sentirse mal de diversas e in-confirmables enfermedades.
Siempre de cualquier manera hacemos una concienzuda evaluación de su estado de salud, de sus quejas, síntomas, signos y malestares, para confirmar que en efecto no se trata de un mal orgánico que debamos de solucionar.
El apoyo tiene que ser multidisciplinario, siempre bajo la tutela de alguno de los participantes, ya que el paciente habitualmente se identifica, confía y busca apoyo de alguno de ellos, lo que nos permite trabajar en conjunto y de manera coordinada.
Queda mucho por resolver aún respecto a cómo abordar el tema y evitar su recurrencia, considero que la educación familiar, en comunidad y en la escuela es básica, evitar actitudes que dañen a formación de los individuos nos asegura un futuro ciudadano o ciudadana lógico, congruente, responsable, comprometido, respetuoso y saludable.
Dr. Alejandro Cárdenas Cejudo
Presidente
Ejercicio y Nutrición son Salud y Prevención
Fellow del American College of Physicians
Representante de la Sociedad Internacional de Medicina Interna en México
www.dralejandrocardenas.com