¿Cuál fue la última película mexicana que viste en el cine?
Te lo pregunto porque cada vez son menos los mexicanos que ven películas nacionales en el cine, lo cual no significa que no exista un público para este sector. Desafortunadamente, lo que sí crece son las cifras del consumo de piratería.
Y es que mientras vivimos un reconocimiento internacional de la industria cinematográfica mexicana, en el año 2017 los ingresos por las proyecciones de estas películas fueron menores en 379 millones de pesos, lo que representa una caída del 27% en la taquilla, según el estudio realizado por el Instituto Belisario Domínguez.
La asistencia de espectadores a las salas disminuyó un 9.2%, pero las ventas de películas piratas en formato físico ascendieron a 7 mil millones de pesos. Cifra que equivale a casi la mitad de ingresos de la taquilla total en México y a 5 veces el monto de los ingresos del cine mexicano en todo el mundo.
Precisamente, hablando del cine mexicano a nivel internacional, el año pasado estas películas obtuvieron un ingreso menor de 379 millones de pesos por las proyecciones en las salas extranjeras.
Paradójicamente, en México sólo 6% de las películas exhibidas en los cines fueron mexicanas. Y el 89% de la población compraron copias ilegales en formato físico o digital, en cuyo porcentaje predominan los jóvenes de entre 18 a 24 años.
Aunque México no es el único país que tiene este problema. Muso -la firma británica especializada en piratería- registró un crecimiento del 1.6% en el consumo de piratería en 2017 con respecto al año 2016, a nivel mundial.
Ante la afirmación de que ahora la piratería es más popular que nunca con 300 mil millones de vistas ilegales tan sólo el año pasado, también hay una sorpresa: aumentó la piratería de contenidos televisivos por encima de las películas.
Según estas cifras, los programas televisivos representaron más de una tercera parte de las vistas piratas en 2017, con 106 mil 900 millones de accesos a sitios de internet donde se encuentra este material audiovisual. Esto es un 3.4% más que en 2016.
Después está la música con 73 mil 900 millones, es decir un 14.7 más que hace 2 años; y el cine está en tercer lugar con 53 mil 200 millones, un 2.3% menos que en 2016.
Si te preguntas cómo es que se realiza este tipo de piratería no física, te lo explico:
El 53% fue por streaming, con dispositivos digitales como Roku, que ofrece contenido como Netflix, pero de manera ilegal. El 87% fue por dispositivos móviles, que son los celulares y tablets. Y el 13% a través de computadoras de escritorio.
Estados Unidos volvió a ser el país donde se registró más piratería, con 27 mil 900 millones de vistas ilegales. Después estuvo Rusia con 20 mil 600 millones y la Inda con 17 mil millones de vistas.
En América Latina el país con mayor consumo de piratería fue Brasil, con 12 mil 700 millones de vistas, colocándolo como el cuarto país a nivel mundial en esta categoría. Los demás países que le siguen en la lista internacional son Turquía, Japón, Francia, Indonesia, Alemania y Reino Unido.
Como dato extra, la Encuesta para la Medición de Piratería en México de octubre de 2017, realizada por la Coalición por el Acceso Legal a la Cultura y el ITAM, señala que 41.9 millones de mexicanos consumieron algún tipo de producto pirata, ya sean películas, música, libros o software.
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Después de escuchar estas cifras, te cambio la pregunta que te hice al inicio de este periodismo de vida: ¿Eres consumidor de películas, programas, series, libros, música o software pirata?
En primera, recuerda que lo pirata nunca tendrá la misma calidad de lo original. Y que hablando del cine mexicano, somos nosotros los que atentamos contra la industria cinematográfica cuando en lugar de apoyarla pagando un boleto del cine o comprando el DVD en una tienda, recurrimos a la piratería.
Todos estamos en la cadena de la oferta y la demanda, ya sea por los servicios o productos que consumimos. Por eso tenemos que apoyar sobre todo a las industrias nacionales. Piensa en eso ante de comprar cualquier cosa pirata o de robar el trabajo de alguien más, esa canción que otro compuso y grabó, el libro que no escribiste, o la película que no te costó producir.