José Pablo Moncayo y su Huapango

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¿Cuál es la canción que  más nos identifica como mexicanos y que tiene el mayor número de interpretaciones, tanto en México como en el extranjero?

El Himno Nacional Mexicano, que fue interpretado por primera vez el 15 de septiembre de 1854 en el Teatro Santa Ana. Sin embargo, es hasta el 20 de octubre de 1943 que la versión oficial es decretada y legitimada por órdenes del entonces presidente Manuel Ávila Camacho.

Ya sea en la escuela o en algún acto cívico, antes de iniciar un partido en los torneos internacionales o en nuestras fiestas patrias, es una costumbre cantar el himno nacional y aunque no sea completo, todos nos sabemos al menos un verso.

La letra de Francisco González Bocanegra y la música del catalán Jaime Nunó Roca nos recuerdan ese valor y la unión que nos caracteriza a todos los mexicanos frente a las adversidades y las amenazas a nuestra libertad.

Lo mismo ocurre con frases como “Cielito lindo”, “México lindo y querido”, “Si nos dejan”, “Pero sigo siendo el rey” y tantas otras que al momento de escuchar los primeros acordes de sus melodías con la guitarra y las trompetas, nos recuerdan que nacimos en este México maravilloso.

Sin embargo, existe otra composición musical considerada como el segundo himno nacional mexicano por ser también la más conocida a nivel internacional y una de las más representativas de nuestra cultura. Estoy hablando del Huapango de Moncayo.

Estrenado el 15 de agosto de 1941 en el teatro del Palacio de Bellas Artes, con la Orquesta Sinfónica de México, dirigida por Carlos Chávez, el huapango de José Pablo Moncayo se convierte en un signo de identidad nacional utilizado en numerosas ocasiones para promover México.

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José Pablo Moncayo García nació el 29 de junio de 1912 en Guadalajara, Jalisco. Hijo de Francisco Moncayo Casillas y Juana García López, José Pablo se muda con su familia a la Ciudad de México en 1927 y toma sus primeras lecciones de piano con Eduardo Hernández Moncada, su hermano.

En el año 1929, Moncayo ingresa al Conservatorio Nacional de Música, donde Candelario Huízar es su maestro de armonía y Carlos Chávez de composición. En este tiempo se ve obligado a trabajar como pianista en cafés y estaciones de radio para contribuir a la economía familiar.

Pero su suerte cambia en 1931, cuando ingresa como percusionista en la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por su maestro Carlos Chávez. Poco después se casa con Clara Elena Rodríguez del Campo y tiene dos hijas: Claudia y Clara Elena.

Para 1935, José Pablo Moncayo forma su primer conjunto de música clásica llamado “Grupo de los cuatro”, con Blas Galindo, Salvador Contreras y Daniel Ayala Pérez. La difusión de sus obras con un claro reflejo del espíritu nacionalista hace que el grupo se convierta en un éxito nacional e internacional, sobre todo en países sudamericanos.

Gracias a una beca que le otorga el Instituto Berkshire, en 1942 estudia con otro importante compositor: Aaron Copland. Tan sólo siete años más tarde, Moncayo se consagra como uno de los músicos más relevantes de México y es nombrado director de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio, que después cambia su nombre por Orquesta Sinfónica Nacional.

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Esta parte de su carrera musical duró realmente poco, tan sólo 10 años, pero se considera que tenía un futuro prometedor como director musical. Sin embargo, el ambiente cultural complicado, situaciones políticas adversas y su prematura muerte no le permitieron consagrarse en este rubro también.

José Pablo Moncayo muere el 16 de junio de 1958 en la Ciudad de México, momento que coincide con el declive del movimiento nacionalista, como resultado de la caída de los ideales de la Revolución Mexicana.

La composición más famosa de Moncayo es sin duda el Huapango, aunque su obra incluye piezas menos conocidas, pero de alta calidad como “Amatzinac” para flauta y cuarteto de cuerdas; “Sinfonía”; “Sinfonietta”; “Homenaje a Cervantes” para dos oboes y orquesta de cuerdas; la ópera “La mulata de Córdoba”; “Tierra de Temporal”; “Muros verdes” para piano; “Bosques” y el ballet “Tierra”.

El 22 de noviembre de 2012 los restos de José Pablo Moncayo fueron trasladados finalmente a la Rotonda de las Personas Ilustres, recibiendo el honor que tanto merecía.

***

Después de conocer esta breve semblanza en este periodismo de vida, te pregunto: ¿Has escuchado el famoso Huapango de Moncayo? ¿Sabes la dificultad que implica interpretarlo y por qué se considera una de las composiciones musicales más importantes de México?

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