Amalia observa con impaciencia a Javi. En su teléfono celular, el reloj marca las 7:46 de la mañana.
«Acaba tu desayuno, Javi. Vas a llegar tarde a la escuela», le dice Amalia a su hijo de ocho años y sale rumbo al baño para terminar de peinarse.
Esta mañana, Amalia está más preocupada que de costumbre. Además de la prisa habitual, otra vez tiene que dejar que Javi se vaya solo al colegio.
Amalia es madre soltera. Y como muchas mujeres que sacan adelante a su familia, ese día tiene que llegar temprano a la oficina donde trabaja como secretaria.
En su corazón, Amalia siente una gran angustia con la idea de que Javi tome el transporte público sin que nadie lo acompañe.
Sin embargo, esta no es la primera vez que lo hace. Javi es un niño muy inteligente y ha empezado a ser bastante autosuficiente para ayudar a su mamá.
Desde que se levanta, Javi hace todo lo posible por aligerar la jornada de Amalia. Es un buen niño, consciente del esfuerzo de su mamá y del inmenso amor que le tiene.
Javi desayuna en la cocina, mientras su mamá termina de arreglarse. El pequeño la ayuda lavando el plato del cereal y la cuchara.
«Toma un vaso de leche, mi vida», se escucha la voz de Amalia diciendo a Javi. Esa voz agitada en la otra habitación, que Javi conoce perfectamente porque así habla cuando ya se le hizo tarde.
Javi saca del refrigerador un bote de leche y se sirve un vaso. En realidad, no le gusta el sabor de la leche, pero lo toma para darle gusto a su mamá.
Amalia entra corriendo a la cocina, sonríe complacida a Javi porque se terminó todo el desayuno y le da un beso en la frente.
“Que tengas bonito día, mi amor. Vete con cuidado y recuerda no hablar con extraños en el camino”, le dice Amalia a Javi.
Mientras el pequeño sale por la puerta de la casa, Amalia no puede evitar sentir una opresión en el pecho. La parada del camión está a sólo una calle y esa ruta llega casi frente a la escuela de Javi. Eso la tranquiliza un poco.
Justo en la esquina, Javi se detiene a esperar el camión. Gira la cabeza al sentir que alguien lo observa. Javi sonríe al señor de la tienda que todas las mañanas lo saluda cuando va camino a la escuela.
Esa tarde, horas después de que Javi tendría que haber llegado a su casa, Amalia llora desconsolada. No sabe nada del pequeño. Y así fue durante varios meses de angustia.
El caso de Javi fue uno de los más comentados en los medios, ya que su foto apareció en los botes de leche en todo el país. Botes iguales al que sacó del refrigerador aquella mañana.
La investigación reveló, muchos meses después, que Javi fue secuestrado por el señor de la tienda, en esa esquina donde abordaba el camión. Y asesinado semanas después.
El caso de Javi es uno de los 25 mil 358 niños y adolescentes que el Registro Nacional de Personas Extraviadas tiene contabilizados este año.
Los niños de entre 7 y 10 años son los que se roban con mayor frecuencia para el tráfico de órganos. Y bebés de hasta 5 años para venderlos a parejas que no pueden tener hijos.
De 2002 a la fecha se han recuperado más de 500 niños, después de la primera conferencia de la Casa Blanca sobre niños desaparecidos y explotados, que dio origen a la implementación de la Alerta Amber en México.
¿Pero qué es la Alerta Amber que escuchamos a cada rato?
Es un mecanismo nacional para la búsqueda y pronta localización de niños y adolescentes reportados como desaparecidos, en el que participan los 3 niveles de gobierno: federal, estatal y municipal. Además de los medios masivos de comunicación, organizaciones de la sociedad civil y el sector empresarial y académico.
AMBER, por sus siglas en inglés, significa America’s Missing Broadcasting Emergency Response, pero que originalmente hace referencia a Amber Hagerman, niña que fue secuestrada y días después localizada sin vida.
Ahora, ¿cómo es que se activa la Alerta Amber en México?
Una vez recibido el reporte de la desaparición de una persona menor de 18 años de edad, se realiza la coordinación inmediata de las autoridades de la entidad en donde ocurrió la desaparición y se decide si la estrategia de búsqueda implicará la activación de la Alerta Amber o si se realizará por otros mecanismos.
Es importante considerar que para que se pueda realizar la activación es necesario que la persona desaparecida sea menor de 18 años de edad, que se cuente con información suficiente del niño o adolescente, y de las circunstancias de la desaparición. Además, que esté en inminente peligro de sufrir daño.