Apostar al multilateralismo para lograr sociedades distintas

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El Estado-nación como lo concebimos en la actualidad no es una verdad universal ni inherente a la naturaleza humana, y cada vez presenta más anomalías, en tanto que el concepto de soberanía es más difícil de asir, consideró la directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Mónica González Contró.  

Al moderar la mesa 13, México nación transterritorial: agenda política, social, cultural y de desarrollo, argumentó: hay que tomar en serio la universalidad de los derechos humanos, y en este momento de tantos desafíos en relación con estos temas apostar al multilateralismo, es la única vía posible para comenzar a pensar en sociedades distintas, desde una nueva visión de lo global, de la dignidad humana, a partir de las garantías fundamentales.

En el Encuentro Nacional La investigación social, migración y las fronteras de México, la senadora de Movimiento Ciudadano, Amalia García Medina, se refirió a la importancia de que “quienes estamos en puestos de toma de decisiones asumamos el concepto de nación transterritorial, extendida fuera de las fronteras, en especial en el vecino país del norte”.

Se deben garantizar los derechos políticos de los mexicanos en otras naciones, sobre todo si tomamos en cuenta que con la reforma al artículo 30 Constitucional “los hijos e hijas de mexicanos, son mexicanos”. Eso es piedra de toque para todas las prerrogativas, cuyo ejercicio pleno debe garantizarse.

Ante la ofensiva para acotarlas debemos plantear una visión sólida e ir adelante. En la negociación con Estados Unidos, México tiene una presencia poderosa conformada por 38 millones de personas de origen mexicano.

“Si existe la capacidad de dar respuesta a esta crisis con presencia política, tendremos posibilidades de avance”. Para ello, hay que comenzar por reconocerles sus derechos políticos plenos y los sociales, y que los adultos mayores en el exterior también reciban pensión, por ejemplo, sugirió García Medina.  

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El trabajo de los mexicanos representa ocho por ciento del producto interno bruto de la economía del vecino país del norte, y su aportación equivale a la de 55 de las empresas más importantes de las 500 señaladas por la revista Fortune, aseveró la exgobernadora de Zacatecas.

Nueva nación mexicana

A decir del integrante del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la UNAM, Tonatiuh Guillén López, tenemos una estructura social nacional que se movió al espacio transterritorial, pero un marco institucional “que sigue pensando en la población del territorio”, por lo que se genera discriminación y la imposibilidad del ejercicio de derechos.

El expresidente de El Colegio de la Frontera Norte explicó: en la nueva nación mexicana, en función de las definiciones constitucionales, somos 132 millones de habitantes; 12 millones nacieron en nuestro país y ahora viven en el extranjero; 13.5 millones de hijos de esa primera generación y otros 12 millones que nacieron de la segunda, más los que siguen naciendo. Si sumamos a los mexicanos por naturalización, “somos alrededor de 170 millones”.

Ese asunto representa un giro espectacular en la composición de la República mexicana, que enfrenta el gran riesgo de una tensión entre el marco institucional y jurídico, y lo que somos. Por ejemplo, los hijos de mexicanos del otro lado de la frontera norte entran al país con pasaporte estadounidense; además de documentación, se suman cuestiones de derechos políticos, como votar. “Hay necesidad de ajustes”.

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Guillén López precisó que los consulados están pensados a partir del “México territorial” para la población que migró y que está en condición irregular. Hoy en día eso está superado por otra agenda, la de quienes nacieron en otras latitudes.

En ese contexto, consideró que deben dejar de ser oficinas de la Secretaría de Relaciones Exteriores y constituirse en instancias de representación del Estado. Además, quedan tareas pendientes como la formalización de la nacionalidad de 27 millones de personas reconocidas como mexicanas.

En tanto, el coordinador del Programa de Maestría en Ciencias Sociales para el Diseño de Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Sergio Pacheco González, coincidió en que la ampliación del reconocimiento de la nacionalidad de diversas generaciones implica favorecer las condiciones que posibiliten el ejercicio de derechos en localidades del extranjero.

Asimismo, establecer las políticas públicas y los mecanismos institucionales que acerquen a las autoridades con los connacionales, algo que no está sucediendo, o no de la mejor manera. “Se recibe mayor apoyo de las organizaciones de la sociedad civil locales, que de las autoridades mexicanas”, opinó.

El especialista manifestó que en el pasado solíamos pensar en el migrante y, en ocasiones, en la migrante. Hoy, la acción de migrar es múltiple y diversa, y también se constituye por familias completas, niños, niñas y adolescentes no acompañados, mujeres solas, indígenas, personas de la comunidad LGBT, adultos mayores, con discapacidad.

Hay que construir a México como nación transterritorial, con los de dentro y fuera; con asistencia y asesoría para las personas retornadas y repatriadas; respeto pleno a sus derechos; atención con perspectiva de género; trato digno y favoreciendo su integración social y cultural.

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