El titular de Economía admitió ante senadores del PRI la posibilidad de que «el próximo viernes se llegue a un impasse [en las negociaciones]». «Tampoco vamos a estar en la mesa a cualquier precio», dijo. Sin embargo, poco después, ya en declaraciones a la prensa, Guajardo negó tal extremo y se limitó a decir que el proceso negociador «no va a ser sencillo» y que «será como una montaña rusa, con días buenos y días malos».
El plan B mexicano se construye, según Guajardo, en tres pilares: el acceso al mercado de ambos países, la diversificación de socios comerciales y la certidumbre a las inversiones extranjeras en territorio nacional. «La mitad de los bienes entran hoy sin los beneficios de TLC. ¿Qué quiere decir esto? Que [aunque el TLC naufragara], continuará el comercio establecido». Sin embargo, Guajardo ha reconocido que «algunos bienes podrían enfrentar picos arancelarios, como el maíz o la fructosa [de EE UU a México] o los tomates y las camionetas pick up [a la inversa]».
Hoy, más del 80 por ciento de las exportaciones de México dependen del mercado estadounidense por lo que la salida de la primera potencia mundial del acuerdo sería un duro golpe para el sector exterior y para la economía mexicana en su conjunto.
Con información de El País