Las tensiones entre México y Estados Unidos han alcanzado un nuevo punto álgido tras la exigencia del gobierno de Donald Trump de acelerar la lucha contra el narcotráfico en territorio mexicano. La presidenta Claudia Sheinbaum ha reaccionado con firmeza ante lo que considera una injerencia en la soberanía nacional.
¿Eliminación total de los cárteles?
El Departamento de Justicia de Estados Unidos, bajo el liderazgo de la recién nombrada fiscal general Pamela Bondi, ha solicitado que la estrategia contra el crimen organizado en México se enfoque en la “eliminación total” de los cárteles. En este contexto, se ha planteado la designación de un enviado especial para la lucha contra el fentanilo, así como la posibilidad de que agentes estadounidenses operen en territorio mexicano.
Sin embargo, esta postura ha sido recibida con escepticismo en México. Sheinbaum ha respondido con una crítica directa a la administración de Trump:
«Que empiecen por su país, o qué, ¿no tienen cárteles allá, no tienen delincuencia organizada? Ellos tienen mucho que hacer en Estados Unidos«, expresó la mandataria en su conferencia matutina.
El caso Zambada y la sombra de la injerencia
Uno de los hechos que más ha tensado la relación entre ambos países fue la captura de Ismael «El Mayo» Zambada, líder del Cártel de Sinaloa. Su detención y posterior traslado a Estados Unidos, en circunstancias poco claras, dejó abierta una herida diplomática. Este antecedente ha generado dudas sobre hasta qué punto Estados Unidos está dispuesto a intervenir directamente en el territorio mexicano.
Bondi, por su parte, ha reforzado la postura del gobierno estadounidense al señalar que el combate al narcotráfico no solo debe centrarse en frenar el flujo de fentanilo en la frontera, sino en desmantelar por completo las estructuras criminales.
El dilema del tráfico de armas y drogas
Mientras Washington exige medidas más contundentes contra el narcotráfico, el gobierno de Sheinbaum ha puesto el foco en otro tema crítico: el tráfico de armas.
«¿Qué pasa con el fentanilo después de la frontera? ¿Quién se encarga de su distribución en EE.UU.? ¿A dónde va el dinero?», cuestionó Sheinbaum, subrayando la responsabilidad compartida en la crisis del fentanilo y el papel que juegan las armas de origen estadounidense en el fortalecimiento de los cárteles mexicanos.
El reciente acuerdo entre ambos países, que postergó la imposición de aranceles a productos mexicanos a cambio de reforzar la seguridad fronteriza con 10,000 agentes, aún no ha mostrado resultados en el compromiso estadounidense de frenar el tráfico de armas.
Relación bilateral en la cuerda floja
La postura de la administración Trump ha reavivado las tensiones con México, que enfrenta una difícil disyuntiva entre colaborar con su vecino del norte y proteger su soberanía.
Sheinbaum ha optado por una respuesta cautelosa, esperando mayores definiciones por parte del Departamento de Justicia antes de tomar una postura definitiva. No obstante, el tema del narcotráfico sigue siendo el principal punto de fricción en la relación entre ambas naciones, con una pregunta clave aún sin respuesta: ¿está EE.UU. dispuesto a asumir su parte del problema?