El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) negó este jueves un endurecimiento en las políticas migratorias de su gobierno, tras el desalojo de cientos de migrantes indocumentados de la plaza Giordano Bruno, en el centro de la Ciudad de México. El desalojo, realizado anoche por agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) con apoyo de la Guardia Nacional y policías capitalinos, ha generado controversia y preocupación entre organizaciones defensoras de derechos humanos.
López Obrador se comprometió a presentar un informe detallado sobre el incidente, asegurando que los migrantes no serán deportados. Según su equipo, los migrantes fueron trasladados a Morelos, Hidalgo y el Estado de México para regularizar su situación migratoria. Esta acción busca dar respuesta a las preocupaciones sobre el trato y el futuro de los migrantes desalojados.
En respuesta a las preguntas sobre si este desalojo marca un cambio en las políticas migratorias de México, especialmente después de la conversación reciente con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y las nuevas restricciones de asilo en la frontera, López Obrador fue categórico al afirmar que no hay un endurecimiento de las políticas migratorias. «No estamos endureciendo las políticas migratorias», subrayó.
Respecto a la presencia del titular del INM, Francisco Garduño, en el desalojo, el presidente dijo no estar enterado de su participación. «No estoy enterado de eso», comentó. También se mostró desinformado sobre el estado del proceso penal contra Garduño por su presunta responsabilidad en el incendio en una estación migratoria en Ciudad Juárez el año pasado, que resultó en la muerte de 40 migrantes y dejó a 27 heridos. «No, tampoco, y espero que vaya bien», agregó.
El desalojo de la plaza Giordano Bruno ha sido criticado por diversos grupos de derechos humanos que exigen un trato más humanitario hacia los migrantes. La administración de López Obrador ha enfrentado críticas recurrentes sobre su manejo de la crisis migratoria, exacerbada por las presiones de Estados Unidos para controlar el flujo de migrantes en la región.
El compromiso del presidente López Obrador de no deportar a los migrantes y de regularizar su situación en México es una señal de continuidad en su política migratoria humanitaria. Sin embargo, el desalojo en Ciudad de México y la incertidumbre sobre el proceso judicial contra Francisco Garduño resaltan las complejidades y desafíos que enfrenta el gobierno en la gestión de la crisis migratoria. Se espera que el informe prometido por el gobierno arroje más luz sobre este controvertido incidente y las medidas futuras para manejar la migración en el país.
Personal de limpia de @GobCDMX levanta carpas, trastos, anafres, tarimas, juguetes y todo a su paso en el campamento de #PlazaGiordanoBruno tras desalojo de personas #migrantes por parte de @INAMI_mx y @GN_MEXICO_ Info en @lajornadaonline pic.twitter.com/iRybQvAelQ
— Emir Olivares (@emirkus) June 6, 2024