El presidente Donald Trump ha ordenado el despliegue de miles de soldados estadounidenses en servicio activo hacia la frontera sur con México, intensificando la presencia militar en la región. Esta decisión, anunciada apenas dos días después de emitir un decreto sobre seguridad fronteriza, busca respaldar las operaciones de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y abordar la afluencia de migrantes.
Actualmente, unos 2,200 efectivos ya están desplegados en la frontera como parte de la Fuerza de Tarea Conjunta Norte, con sede en El Paso, Texas. A ellos se sumarán más tropas que realizarán tareas logísticas, detección, monitoreo y apoyo en operaciones aéreas.
Aunque las tropas tienen un papel de apoyo, no están autorizadas a realizar funciones policiales como arrestos o incautaciones, debido a la ley posse comitatus, que prohíbe a las fuerzas armadas participar en la aplicación de la ley doméstica sin autorización específica. Sin embargo, Trump ha declarado que evaluará en los próximos 90 días si invoca la Ley de Insurrección, lo que podría permitir el uso de tropas en actividades policiales a nivel nacional.
Impacto en la seguridad y migración
El número de cruces ilegales en la frontera ha disminuido recientemente, con cifras de entre 1,100 y 1,300 migrantes diarios, según el Departamento de Seguridad Nacional. Este refuerzo militar busca no solo contener estos flujos, sino también liberar recursos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para enfocarse en la detención de inmigrantes indocumentados dentro del país.
Aunque el refuerzo militar promete aumentar la capacidad operativa en la frontera, genera debates sobre su eficacia y el costo político de militarizar aún más la región. Organizaciones de derechos humanos han expresado preocupación por el impacto en las comunidades migrantes y la posible militarización de políticas migratorias.
Este despliegue inicial parece ser solo el comienzo. Fuentes cercanas al Pentágono indican que en las próximas semanas se enviarán más tropas, sentando las bases para una presencia militar permanente en la frontera sur.