Reino Unido amplió el jueves las medidas de confinamiento nacional durante al menos otras tres semanas y su líder subrogante Dominic Raab ordenó a los británicos que se quedaran en casa para prevenir la propagación de un brote de coronavirus que ya ha matado a más de 138.000 personas en todo el mundo.
«Relajar cualquiera de las medidas actualmente en vigor conllevaría el riesgo de daños tanto a la salud pública como a la economía», dijo a periodistas.
Raab sustituye al primer ministro Boris Johnson mientras este se recupera de las complicaciones del COVID-19, la enfermedad asociada al nuevo coronavirus que puso en peligro su vida.
Reino Unido es el quinto país del mundo en número oficial de muertes por COVID-19 tras Estados Unidos, Italia, España y Francia, aunque las cifras británicas sólo cubren las muertes en los hospitales y el cómputo real probablemente sea mucho mayor.
El anuncio, ampliamente esperado, significa que los británicos deben permanecer en casa salvo para comprar artículos de primera necesidad o necesidades médicas. Los ciudadanos pueden hacer ejercicio en público una vez al día, y pueden ir a trabajar en caso de no poder hacerlo desde casa.
Las medidas fueron anunciadas el 23 de marzo por un período inicial de tres semanas.
Estas restricciones, similares a las de otros muchos países, no tienen precedentes en Reino Unido en tiempos de paz y han paralizado amplios sectores de la quinta economía mundial.
El Ministro de Salud, Matt Hancock, ha advertido que el virus «se extendería» si las restricciones se levantan demasiado pronto.
Una encuesta de YouGov realizada antes del anuncio del jueves mostró que el 91% de los británicos apoyaban prorrogar el confinamiento tres semanas más.
Hasta la tarde del 14 de abril, el número de muertes en hospitales del Reino Unido por COVID-19 era de 13.729.
Información de Reuters