El Tribunal Supremo de Brasil ordenó este viernes la suspensión de X, la red social antes conocida como Twitter, propiedad de Elon Musk. La medida se tomó después de que Musk se negara a designar un representante legal en el país, lo que incumple las normativas locales. Esta decisión intensifica el enfrentamiento entre Musk y el juez Alexandre de Moraes sobre temas de libertad de expresión, cuentas de extrema derecha y desinformación.
El conflicto alcanzó un punto crítico cuando De Moraes advirtió a Musk que, de no cumplir con la orden de nombrar un representante en Brasil en un plazo de 24 horas, X sería bloqueada. Desde principios de mes, la plataforma carece de representación en el país, por lo que se ha decretado su bloqueo hasta nuevo aviso. «La libertad de expresión es la base de la democracia, y un pseudojuez no electo en Brasil la está destruyendo con fines políticos», declaró Musk, reaccionando con dureza ante la resolución judicial.
Un mercado clave en jaque
Brasil, donde cerca de 40 millones de personas utilizan X cada mes, es un mercado vital para la plataforma, que ha estado luchando con la pérdida de anunciantes desde la adquisición por Musk en 2022. Sin embargo, la confrontación con el poder judicial brasileño ha puesto a la empresa en una posición complicada. X acusó abiertamente a De Moraes de abusar de su poder para silenciar a sus oponentes políticos. En un comunicado, la compañía detalló que su exrepresentante legal en Brasil dimitió después de que el juez amenazara con encarcelarla y congelara todas sus cuentas bancarias.
El equipo de Musk asegura que sus intentos de defenderse legalmente han sido bloqueados o desestimados por el tribunal, y ha calificado las órdenes de censura de De Moraes como «ilegales». «Nuestros recursos contra sus acciones manifiestamente ilegales fueron desestimados o ignorados», indicó la empresa.
Una lucha por el control del discurso público
El enfrentamiento no es nuevo. X ha sido blanco de múltiples órdenes judiciales para bloquear usuarios afiliados a la derecha política, incluidos seguidores del expresidente Jair Bolsonaro. Musk, quien se define como un «absolutista de la libertad de expresión», ha acusado a De Moraes de dictador y tirano, y considera que las acciones judiciales son un ataque directo a la libertad de expresión. Esta narrativa ha encontrado eco en la derecha brasileña, que lo respalda.
Los partidarios de De Moraes defienden sus acciones como necesarias para salvaguardar la democracia en Brasil, especialmente en un contexto político polarizado y lleno de tensiones. Argumentan que el cumplimiento de las leyes locales, incluida la obligación de las empresas extranjeras de tener representación legal en el país, es esencial para el funcionamiento del sistema judicial.
La batalla legal que podría dejar a Brasil sin X
El bloqueo de X en Brasil podría volverse efectivo en cuestión de horas si la empresa no cumple con la orden de nombrar a un representante. Luca Belli, coordinador del Centro de Tecnología y Sociedad de la Fundación Getulio Vargas, señala que los operadores de telecomunicaciones ya están al tanto del conflicto y de su responsabilidad de ejecutar la orden de suspensión.
El conflicto entre Musk y el Supremo Tribunal de Brasil es mucho más que un simple desacuerdo legal; es una lucha por el control del discurso público y la desinformación en una de las democracias más grandes del mundo. Mientras tanto, millones de brasileños enfrentan la posibilidad de perder acceso a una de las plataformas de redes sociales más influyentes del planeta.