viernes, noviembre 28, 2025

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Morena propone absorber IMSS-Bienestar… y confirma el colapso del sistema de salud

La nueva propuesta de Morena para que el IMSS y el ISSSTE absorban a los pacientes de IMSS-Bienestar no es una reforma: es una confesión. Una admisión explícita de que el modelo improvisado por el gobierno federal fracasó y que el sistema de salud está al borde del colapso. La iniciativa, impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum, pretende presentar la medida como “unificación” y “universalización”, pero la realidad es otra: trasladar pacientes sin trasladar recursos es una receta para el desastre.

El planteamiento llega en el peor momento posible. El IMSS y el ISSSTE operan desde hace años al límite de su capacidad, con hospitales saturados, listas de espera interminables, quirófanos insuficientes y plantillas médicas que no han crecido al ritmo de la demanda. La incorporación masiva de pacientes de IMSS-Bienestar —un programa que nació sobre las ruinas del INSABI— no ampliará acceso: lo estrangulará.

Médicos y especialistas llevan años trabajando bajo presión, cubriendo turnos dobles y haciendo malabares para sostener servicios básicos ante el desabasto crónico. Si ya enfrentan retrasos de meses para cirugías, escasez de insumos y equipos obsoletos, la llegada de cientos de miles de nuevos usuarios bajo el mismo presupuesto solo puede producir un efecto: colapso acelerado.

La propuesta tampoco contempla inversión. No hay recursos para infraestructura, ni para equipamiento, ni para contratar personal adicional. Sin estos elementos, cualquier discurso sobre “universalizar” la salud queda en propaganda. La iniciativa es, en los hechos, una reconfiguración administrativa sin sustento técnico ni financiero, diseñada para maquillar un fracaso y desplazar el problema hacia instituciones ya debilitadas.

En vez de fortalecer al sistema, Morena apuesta por redistribuir el caos. Hablan de integración cuando no existe un plan real de integración. Hablan de cobertura cuando no existe capacidad de cobertura. Hablan de derechos cuando no garantizan los insumos básicos para ejercerlos.

Esta decisión apresurada abre la puerta a un deterioro mayor en la atención: más horas de espera, más cirugías diferidas, más desabasto, más desgaste del personal médico y más frustración de los pacientes. Si el sistema ya estaba en crisis, esta iniciativa lo empuja hacia un escenario donde lo poco que aún funciona podría desmoronarse.

En un país donde la salud pública debería ser prioridad, el gobierno opta por soluciones cosméticas que no resuelven nada. Lo que Morena llama “avanzar hacia la universalidad” es, en realidad, una admisión de derrota: no supieron construir un sistema funcional y ahora pretenden cargarle el costo a instituciones que ya no pueden más.

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