Con vientos de 215 kilómetros por hora, Irma alcanzó este domingo Estados Unidos, dio un mazazo histórico a sus costas y luego empezó a perder fuerzas hasta este lunes que fue rebajado a categoría de tormenta tropical.
El feroz huracán que devastó las islas de Caribe, dejó en Florida dos millones de personas sin luz y enormes daños sin cuantificar. “Miren por sus vecinos, por su familia. Ayuden a quien puedan”, dijo el gobernador Rick Scott. El presidente Donald Trump aprobó la declaración de “gran desastre” a la zona.
Los primeros vientos golpearon los Cayos estadounidenses y empezaron a extenderse por el sur de la península. Casas sumergidas, coches arrastrados, carreteras inutilizadas.
En días y horas previos, la Guardia Nacional fue movilizada, más de seis millones de personas habían sido invitadas a que abandonasen sus hogares y a decenas de miles se les dio techo en 393 refugios públicos.
Tras dejar atrás lentamente los Cayos, el huracán se encaminó hacia la costa oeste. Miami, al oriente, se había librado de ser el punto de impacto. Sin embargo, ráfagas de viento llegaron a alcanzar los 160 kilómetros por hora y las aguas de su costa rompieron en innumerables puntos las barreras de contención. Hubo apagones, cayeron grúas desde rascacielos y muchas calles se volvieron inmensos canales.
Finalmente, Irma redujo su potencia. Nacido a finales de agosto frente a Cabo Verde, el huracán alcanzó el miércoles pasado las Antillas. Con vientos de 295 kilómetros, sostenidos durante más de 33 horas, superó cualquier registro anterior, incluido el tifón Haiyan en 2013 en Filipinas, y se mostró ante el mundo como un fenómeno mortífero. En su irrupción en el Caribe devastó lo que encontró a su paso y, después de machacar Cuba, se dirigió hacia Florida.
Con información de El País