Por la decisión de sus médicos, logró seguir adelante y a 75 años de su inauguración, el Hospital Infantil de México, primero de los institutos nacionales de salud del país, sigue en lucha para mantenerse a la vanguardia en prestación de servicios, investigación y enseñanza, así como para hacer frente a retos, como obesidad y diabetes, que ya representan 10 por ciento de la atención que da a niños de escasos recursos y sin acceso a seguridad social.
Al principio, la demanda de atención era por diarrea y neumonía. En la actualidad, 33 por ciento de los menores que llegan al hospital padecen cáncer y 20 por ciento malformaciones congénitas, principalmente en el corazón, asegura el director de la institución, José Alberto García Aranda.
La posibilidad de ayudar a estos y otros pacientes con patologías complejas depende de que se cuente con médicos entrenados y de que éstos, a su vez, dispongan de insumos y equipos de alta tecnología necesarios para investigación y prestación de los servicios.
Precisamente, ahí radica otro desafío, dice García Aranda: Si realmente queremos avanzar como país y a corto plazo, tenemos que apoyar la investigación que hacemos los mexicanos.
Para la celebración del 75 aniversario, el 30 de abril, el HIMFG prepara un homenaje para los médicos que defendieron el nombre del hospital. Primero, cuando el edificio original colapsó a causa del sismo de 1957 y se reubicó en el edificio contiguo, entonces conocido como Maternidad Mundet.
En los años 60, el médico fundador, Federico Gómez, dejó la institución para crear el Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI del Seguro Social. La mitad de los especialistas se fueron con él y la otra mitad permaneció en el Infantil.
Después, a finales de esa década se inició la construcción del nuevo edificio, en el sur de la ciudad, con el objetivo de que el HIMFG estuviera cerca del resto de los institutos nacionales de salud. Con la llegada de Luis Echeverría a la Presidencia (1970), el proyecto cambió. Su esposa, María Esther Zuno, decidió crear el Instituto Mexicano de Asistencia a la Niñez (IMAN) y pidió a los médicos que se mudaran a ese inmueble (actualmente sede del Instituto Nacional de Pediatría). El nombre del hospital se perdió.
La mitad de los médicos aceptó y el resto se mantuvo en el edificio Mundet, hasta que en noviembre de 1994, por gestiones de Jesús Kumate, entonces secretario de Salud, se inauguró el nuevo inmueble del HIMFG.
Más recientemente se construyó la torre de Hematooncología e Investigación, los edificios de Rehabilitación y de Enseñanza; este último, equipado por la Universidad Nacional Autónoma de México.
El nombre del Hospital Infantil de México se mantiene por decisión de médicos y enfermeras, cuyos nombres quedarán inscritos en un muro cerca del acceso principal del nosocomio.
Con información de La Jornada