En el mensaje de Navidad del Papa, antes de impartir la bendición Urbi et Orbi, reflexionó en tono crítico sobre los conflictos que enfrenta la humanidad.
Francisco se detuvo particularmente en la situación de violencia que se vive entre Israel y Palestina, tras el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por parte del presidente estadounidense Donald Trump y el traslado de la embajada a principios de mes. El Pontífice pidió de nuevo “paz para la ciudad y para toda la Tierra Santa” y afirmó que reza para alcanzar una solución con «dos estados».
“Recemos para que entre las partes implicadas prevalezca la voluntad de reanudar el diálogo y se pueda finalmente alcanzar una solución negociada, que permita la coexistencia pacífica de dos Estados dentro de unas fronteras acordadas entre ellos y reconocidas a nivel internacional”, dijo Francisco, que en su quinta Navidad como pontífice llamó a superar tensiones en una “tierra martirizada”.
Bergoglio habló de un mundo en el que “soplan vientos de guerra y un modelo de desarrollo ya caduco sigue provocando degradación humana, social y ambiental”.
El Papa además llamó la atención sobre la crisis de los refugiados y recordó a “tantos niños obligados a abandonar sus países, a viajar solos en condiciones inhumanas, siendo fácil presa para los traficantes de personas”. En relación al “drama de tantos emigrantes forzosos que arriesgan incluso sus vidas para emprender viajes agotadores que muchas veces terminan en una tragedia” hizo un llamamiento: “Que nuestros corazones no estén cerrados como las casas de Belén”.
Con información de El País