Para saber qué modelos emiten más o menos radiación, se creó una medida que se conoce como tasa de absorción específica (SAR) y que permite saber qué parte de esa radiación retiene el tejido humano.
Las dudas en cuanto a los posibles efectos cancerígenos derivados de las ondas de radiofrecuencia que emiten los teléfonos móviles es un tema aún debate.
¿Hasta qué punto son peligrosas este tipo de ondas? ¿Corremos el riesgo de desarrollar tumores por usar el celular de manera constante? ¿Qué debemos hacer para evitarlo?
Los científicos llevan años estudiando este fenómeno y publicando estudios que no parecen tener una conclusión determinante.
Pero lo que sí sabemos es que las ondas de radiofrecuencia son una forma de radiación no ionizante, menos potente que la ionizante, que se desprende de los rayos X o ultravioleta y que es capaz de romper enlaces químicos en nuestro ADN.
La Sociedad Americana Contra El Cáncer afirma que las ondas emitidas por los celulares “no son lo suficientemente intensas como para ocasionar daños en el ADN de forma directa o calentar los tejidos corporales”, también dice que “no está claro cómo los teléfonos celulares podrían causar cáncer” y que hay estudios que respaldan esa idea, aunque por ahora no tienen suficiente evidencia.
Cada celular tiene un nivel de SAR y los fabricantes deben informar a los organismos reguladores de cada país sobre cuál es el SAR de sus productos.
Los primeros puestos están dominados por marcas chinas (OnePlus y Huawei), aunque también hay un Nokia, el Lumia 630.
Figuran también en la lista el iPhone 7 (en décimo puesto), el iPhone 8 (puesto 12) y el iPhone 7 Plus (15), además del Sony Experia XZ1 Compact (11), el ZTE Axon 7 mini (13) y el Blackberry DTEK60 (14).
No hay unas directrices universales para un nivel “seguro” de radiación telefónica, pero el organismo que certifica en Alemania el respeto al medio ambiente, Der Blaue Engel, solo aprueba teléfonos con un nivel de absorción de hasta 0,60 vatios por kilogramo.
Con información de Animal Político